Un empate decepcionante e imperdonable

Piqué, durante el partido

Piqué, durante el partido / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Se puede perder con el Sevilla en la Copa. Se puede perder con el PSG en la Champions. Pero no se puede empatar con el Cádiz cuando tienes la oportunidad de reengancharte a la Liga. Un Barça decepcionante protagonizó un tropiezo imperdonable en el Camp Nou que los culés asumieron como un terrorífico jarro de agua fría. Los blaugranas no supieron aprovechar el doble fallo del Atlético y se quedan a 8 puntos del liderato. El Madrid, sin duda, ha sido el gran beneficiado de esta lamentable jornada.

Es incomprensible el partido que jugó el Barça. Tras la humillación sufrida ante Mbappé (1-4), tocaba reaccionar. Y había argumentos a los que agarrarse para soñar con la remontada en la Liga: el Atlético flaqueaba y los blaugranas llevaban una espectacular racha de siete victorias consecutivas en la competición. Pero el conjunto de Koeman fue incapaz de superar a un Cádiz que llegaba al Camp Nou en situación agónica: un punto de quince posibles en los últimos cinco partidos.

La defensa numantina de los gaditanos no es excusa. Un equipo como el Barça debe encontrar soluciones. El problema es que no las tiene. Marcó Messi de penalti y se acabó todo el bagaje ofensivo de los blaugranas. Mucho dominio, pero sin profundidad ni efectividad. Y al final, un nuevo error de Lenglet al provocar un penalti absurdo que puede costar muy caro. A este equipo le tiemblan las piernas en los partidos decisivos. Y el de este domingo lo era. Ante un rival menor, pero decisivo. Ganar significaba demostrar que querías luchar por la Liga. Tropezar era tan ridículo como inaceptable.

Que largos se van a hacer los próximos cuatro meses. Con la Champions imposible. Con la Copa, casi imposible. Y con la Liga, cada vez menos posible. Esperpéntico. La decadencia del Barça es tan irreversible como dolorosa.