Emili Rousaud se perfila como nuevo vicepresidente del Barça

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Toni Frieros

Toni Frieros

El FC Barcelona afronta en los próximos años retos mayúsculos dentro y fuera de los terrenos de juego. Titánicos, diría. Indefectiblemente, una cosa va ligada a la otra. 

La principal razón de ser del Barça, no la única, es continuar siendo competitivo y conquistar títulos bajo una premisa irrenunciable: la sostenibilidad económica en un mercado cada vez más inflacionista y dominado por magnates y jeques. 

Como ha manifestado en más de una ocasión en sus intervenciones públicas Òscar Grau, CEO del FC Barcelona, “no podemos estirar más el brazo que la manga”. Y ese leitmotiv y obligación deberá seguir vigente... incluso después de que Leo Messi cuelgue las botas. 

Ese será el principal caballo de batalla en el terreno deportivo en un futuro , por desgracia, a corto plazo. Habrá que dotar al primer equipo de aquellos jugadores necesarios para que la ausencia de Messi, cuando llegue, se note lo menos posible. Es decir, ser competitivos, seguir siendo fieles al ADN Barça y hacerlo bajo el paraguas de una sólida estructura deportiva y con entrenador que sepa pilotar ese barco con personalidad y conocimientos.

En el económico, continuar siendo la entidad deportiva que más dinero ingrese cada temporada, por encima de feroces competidores (Real Madrid, United, City, PSG...). Buscar nuevos mercados, expandir la marca Barça... No será fácil.

Y en lo patrimonial, ese Espai Barça que tanto ilusiona al barcelonismo y que permitirá a los socios del FC Barcelona disfrutar, sin haber depositado un solo euro de sus bolsillos, del mejor estadio de fútbol del mundo. Al mismo tiempo, la Ciudad Condal podrá presumir de un nuevo espacio icónico y de referencia para sus visitantes. Eso sí, antes hará falta invertir un mínimo de 700 millones de euros para hacerlo realidad. Muy pronto sabremos quién prestará ese dinero al FC Barcelona, cómo y a cambio de qué se devolverá, y en qué plazos se hará.

Lo dicho, retos mastodónticos en tres frentes diferentes, pero unidos unos con otros  cuando solo queda año y medio para que concluya la presidencia de Josep María Bartomeu, que no podrá presentarse a la reelección al haber consumido ya dos mandatos. ¿Quién tomará el relevo del actual presidente?¿Quién será, entre comillas, el valiente que querrá liderar esos desafíos?

Una vez se descartó de la línea sucesoria Jordi Cardoner, el directivo que se ha postulado para coger ese testigo, y que más apoyos tiene dentro de la junta directiva (y fuera de ella), es Emili Rousaud.  No es oficial, pero sí oficioso. 

En el club hay consenso sobre su figura. Es un directivo muy bien valorado por sus compañeros de junta y por los ejecutivos de la casa. Tomada la decisión, Bartomeu tiene la intención de ungir a su sucesor muy posiblemente en la junta directiva que se celebrará el martes día 17, previa al clásico Barça-Madrid.

La idea es nombrarle vicepresidente y que Rousaud ocupe el cargo dejado vacante por el dimisionario Carles Vilarrubí... o por el de Jordi Mestre. Lo importante es visibilizar y verbalizar que Rousaud pasará a ser la persona que liderará el continuismo. No un continuismo contemplativo, sino activo y hasta reformista. Con ese nombramiento, además, se acabarán las quinielas y Rousaud, con la ayuda de Bartomeu y sus compañeros de junta, podrá articular  con tiempo suficiente una candidatura capaz de ganar las elecciones en verano de 2021. No queda tanto...