Unas elecciones inoportunas

El Barça celebra elecciones en enero

El Barça celebra elecciones en enero

Jordi Cruyff

Jordi Cruyff

Arrojar la toalla es lo que no procede ahora, ni someterse a una montaña rusa que vaya de la euforia al derrotismo en función de los resultados. Ahora lo que toca es pensar partido a partido.

Y en este contexto, la fecha de las elecciones a la presidencia del Barça, el 24 de enero, no ha podido ser más inoportuna. Ya no es solo una cuestión de que no haya dinero para fichar. Con una junta gestora al mando, el club está de manos atadas y no se pueden buscar salidas que faciliten entradas a escasos días del final del mercado, mientras otros equipos ya están manos a la obra negociando las escasas oportunidades que te ofrece este mercado. Y cuentan con una ventaja considerable, sobre todo a la hora de ir a la caza de futbolistas que en enero están libres para negociar con otros clubes a seis meses de finalizar contrato. No me refiero a Messi, también a jugadores como Alaba que podría ser una buena opción en otro contexto.

Pero el Barça lleva un mes de retraso respecto al resto, se queda fuera de esta dinámica de mercado que en clave culé será una oportunidad perdida. Si las elecciones se hubieran celebrado en vísperas de Navidad, o incluso ahora a principios de enero, estaríamos hablando de un escenario más favorable. Pero está claro que esta fecha no se organizó pensando en el beneficio deportivo del club. Sin duda, se trata de una dificultad añadida a una situación de por sí compleja. Sería injusto y demasiado fácil señalar al entrenador, Ronald Koeman, por el bache deportivo cuando, de entrada, la renovación de la plantilla dejaba al equipo en una situación complicada. Y además se han juntado demasiados factores externos: directiva, gestora, tesorería, elecciones… que harían de la labor de cualquier técnico una carrera de obstáculos en este momento.

SEGUIR GANANDO

Ahora toca apechugar y sumar puntos lo más rápido posible. No pensar en el ‘milagro’ de una Liga que se aleja, pero sí pegarse cuanto antes al ‘top 3’ de la tabla clasificatoria para no sufrir. Es una meta realista, porque todavía faltan por disputar partidos con rivales directos en ese objetivo como la Real Sociedad, el Villarreal o el Sevilla contra los que el Barça ha salido bien parado en la primera vuelta. Y aún quedan competiciones por disputar como la Supercopa de España, la Copa del Rey o la Champions League. Lo que no procede es arrojar la toalla en enero, ni someterse a una montaña rusa que vaya de la euforia al derrotismo dependiendo de los resultados. Aunque suene a tópico, y ahora más que nunca, toca pensar partido a partido.