Las elecciones del Barça no pueden ser como las de una comunidad de vecinos
Estamos viviendo un periodo de nuestras vidas convulso e inédito, de intenso dolor y dudas, enfrentándonos a nuevos desafíos y realidades que nos obligan a mirar con otros ojos. Nada es igual que antes y nada lo será en un futuro, cuando hayamos atravesado las brasas de la pandemia. Es por ello que debemos tener la valentía de enfrentarnos a nuevos retos y ver más allá de nuestros ombligos. Y deber ser así en todos los ámbitos, personal, profesional y familiar. Todo está siendo tan excepcional que si no nos adaptamos a la realidad del hoy, no habrá mañana. Y eso debería servir, en mi modesta opinión, para adaptarnos a lo que está pasando alrededor nuestro. Fuimos capaces de superar con grandes sacrificios un Estado de Alarma y tenemos que repetir esa lección de vida ante el avance de la tercera oleada del COVID-19. Todo ello exige consensos, complicidades, acuerdos y pactos para continuar con nuestra vidas de la mejor forma posible, con el objetivo de que prevalezca el bien común y se preserve la salud de las personas, porque estamos hablando de eso, de vidas humanas.
En medio de esta realidad se han colado dos elecciones. Una, las de la Generalitat de Catalunya. Y otra, a la presidencia del FC Barcelona. Tengo la impresión de que mucha gente cree que estas últimas son más importantes que las primeras. Como siempre ocurre, no existe consenso sobre la idoneidad de aplazarlas o no. Aquí, cada actor desempeña su papel en función de sus intereses y volvemos a cometer el mismo error de siempre: primero yo y después los demás. En clave azulgrana se produce una curiosa paradoja. Joan Laporta afirma que no hay razones objetivas para suspender las elecciones a la presidencia del FC Barcelona. Víctor Font cree que se vulneran los derechos de los socios que no puedan votar. Y Toni Freixa se queda entre dos aguas: aceptará lo que decida el FC Barcelona y la Junta Electoral. Es decir, está preparado para todo.
¿Qué haría yo si fuera Carles Tusquets o la Junta Gestora? Muy fácil: ponerme única y exclusivamente en la piel de todos los socios con derecho a voto. Pensar en ellos y en nadie más. Esta es su fiesta, esta es su votación. Si solo pueden decidir en el devenir del club una vez cada seis años: ¿vamos a ‘guindarles’ esa posibilidad a la gran mayoría de socios? ¿Acaso quieren los tres candidatos que el presidente lo elija una minoría de la masa social?¿Convertir las elecciones del Barça en una votación para elegir al presidente de la comunidad de vecinos? Sí, porque el club puede decidir que se vote el día 24, está en su derecho, pero ¿cuántos socios irán a votar con las actuales restricciones de movilidad municipal? ¿Solo los de Barcelona ciudad? Nunca han votado más de 53.000 incluso en día de partido en el Camp Nou. Imagínense en las actuales circunstancias.
Un aplazamiento no está contemplado en los estatutos del club, es verdad, y tampoco el presidente de la Gestora puede estar más de tres meses en el cargo, pero seguro que Tusquets y los tres candidatos coincidirán en una cosa: hay que autoimponerse un ejercicio de responsabilidad. Ante circunstancias excepcionales, soluciones excepcionales.
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