El Barça está siendo el tuerto en el país de los ciegos

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Toni Frieros

Toni Frieros

Tengo un amigo culé que, no sé si medio en broma o medio en serio, me dijo el otro día que cuando quiere dormirse en el sofá de su casa, se pone en la televisión una rueda de prensa de Ernesto Valverde... o un partido del Barça.

Ironías al margen, lo peor que le podía pasar al Barça, efectivamente, es que hasta sus más acérrimos creyentes empiecen  a perder la fe en las posibilidades de un equipo que lleva mucho tiempo transmitiendo sensaciones contradictorias. Han transcurrido seis meses desde que comenzara el curso 2019-2020 y de los pupilos de Valverde aún no se sabe muy bien si suben la escalera o la bajan. 

Los más optimistas del lugar argumentan que no hay razón para preocuparse porque el Barça es el actual líder de la Liga, se clasificó primero de su grupo en la Champions League... y esta semana puede conquistar en Arabia Saudita el primer título oficial de la temporada.

Los números

Tan indiscutible e irrefutable como la contundencia de los números. Desde la última temporada de Frank Rijkaard como inquilino del banquillo azulgrana, nunca el Barça había terminado la primera vuelta de la Liga con tan pocos puntos: cuarenta.

El problema del conjunto barcelonista no está en el Camp Nou, desde luego. La sangría la viene sufriendo como visitante. Haber sumado solo la mitad de los treinta puntos, con derrotas en San Mamés (Athletic), frente al Levante y Granada, y empates en El Sadar (Osasuna) y Cornellà-El Prat (Espanyol), es impropio de un equipo que sí, efectivamente, ha ganado ocho de las últimas once ligas. Y precisamente por eso, por venir de donde viene, y por cómo las ha ganado, duele y preocupa ver a un Barça tan irregular y tan alejado de ese nivel de excelencia al que nos tenía acostumbrados. 

Incluso a quienes somos optimistas por naturaleza y siempre intentamos ver el vaso medio lleno y no medio vacío, muchas de las actuaciones del Barça de esta temporada nos suena a fin de ciclo. Es realmente desolador comprobar cómo el club ha invertido más de trescientos millones de euros en fichar a tres jugadores de ataque (Coutinho, Dembélé y Griezmann) y ninguno de ellos haya sido capaz de marcar las diferencias que se le debe exigir a quien ha costado tantísimo dinero. Al final, las castañas del fuego las suele sacar el de siempre, Messi, y cuando no es él, porque no es Dios, Luis Suárez. Y si hace falta, todos agarrados a ‘San Ter Stegen’. Poco más que eso...

A mi modo de ver, el problema es tanto físico como táctico. Físico, porque el equipo corre menos que todos sus rivales cuando en el fútbol actual presionar es básico.  La calidad ya no es suficiente. Hay una diferencia brutal en cuanto a intensidad de juego y a la velocidad. Incluso equipos como el Granada o Levante, aguantaron mucho mejor la exigencia del duelo que los jugadores del Barça.

Sin balón, sufre, es muy vulnerable (¡¡¡catorce goles en contra fuera de casa!!!) y con el balón suele pasarse demasiados minutos sin que ocurra nada. Zidane, por ejemplo, le dio un baño a Valverde en el último clásico. Incapaz de sacar el balón desde atrás, Ter Stegen fue el mejor pasador del equipo.

Tan cierto como que el Barça sí ha sabido estar a la altura de las circunstancias en dos momentos muy puntuales de la temporada: la victoria ante el Atlético de Madrid (0-1) y frente al Borussia Dortmund en el Camp Nou (3-1). ¿Volverá a hacerlo o seguirá siendo el tuerto en el país de los ciegos?