La ecuación Dembélé-Coutinho

Dembélé, titular habitual

Dembélé, titular habitual / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

El debate está sobre la mesa y la verdad es que me parece peligroso. A ver si ahora va a resultar que los dos fichajes más caros de la historia son incompatibles. Si los 160 millones de Coutinho o los 140 de Dembélé están condenados a quedarse en el banquillo porque en rendimiento no suman 300, es que algo ha fallado en las previsiones de la estructura técnica del club. En principio, creo que las decisiones estaban bien tomadas y hay argumentos para defenderlas. Dembélé Coutinho como recambios de Neymar e Iniesta. Un extremo puro y desequilibrante, con velocidad supersónica y dominio de los dos pies, y un pelotero con visión de juego, conducción y llegada. Dos talentos que llegan por los dos que se fueron, una buena jugada. Pero, claro, luego cada entrenador lo ve a su manera. 

Polémica segura

Valverde lo ve con ojos más prudentes que arriesgados. Prefiere el control al vértigo, sobre todo en los partidos grandes. Y ahí ya entran otros factores en la ecuación. Entran, básicamente, los ArturosVidal Melo. Más músculo, Vidal; más control, Arthur. Con un 4-3-3, el perjudicado será siempre Coutinho, pues, hoy por hoy, Busquets Rakitic son innegociables y uno de los dos Arturos le asegura a Valverde más seguridad que la vocación ofensiva de Coutinho, que por otra parte ya tiene en este caso con Dembélé. Con un 4-4-2, la ecuación no hace falta ni plantearla, Ousmane no tiene nada que hacer ante Messi Suárez, lo que da alguna posibilidad más a Coutinho, aunque tampoco le asegura nada porque el brasileño defiende poco y el entrenador se siente cómodo con la fuerza de Vidal y la pausa de Arthur. Total, que juntar a Coutinho Dembélé pasa por ser más valientes que conservadores. Como concepto, disponer de dos cracks que permiten distintas alternativas no es un problema, pero sí será una constante fuente de polémica por lo que supone de ataque al corazón de un estilo que muchos barcelonistas no están dispuestos a renunciar. Y en eso estamos... ojalá no haya damnificados.