Si la Liga durara un mes más...

Nápoles - FC Barcelona: ¡Qué exquisitez de De Jong! ¡Qué locura de golazo!

De Jong anotó el segundo tanto del Barça ante el Nápoles / Telefónica

Toni Frieros

Toni Frieros

El barcelonismo se halla inmerso en plena catarsis colectiva. Es extraordinario el beneficio que puede provocar no solamente una victoria, sobre todo las sensaciones que en los últimos tiempos viene dejando el Barça de Xavi. El culé se ha sacudido los miedos de encima y, por primera vez en mucho tiempo, tiene fe en su equipo... y disfruta con su juego. 

Xavi, sin embargo, que de esto sabe más por viejo que por diablo, se ha apresurado a pedir cautela y humildad a la parroquia y al entorno. Prohibido lanzar las campanas al vuelo. No se equivoca. Tan cierto es que al Atlético, Valencia y Nápoles se les dio un baño como que en Cornellà-El Prat se salvó un punto en el minuto 96. Como aquí no se ha ganado título alguno y el Barça está en octavos de final de la Europa League, pies en el suelo y a seguir remando.

Lo más importante del 2-4 no ha sido la clasificación en sí misma, que también. Ha sido la imagen dada por el equipo en Europa. Hacía falta, y mucha, reconciliarse con ella después de las humillaciones sufridas: Roma, Liverpool, Lisboa, Múnich... Quizá no sea suficiente para cerrar aquellas profundas heridas, pero sí para sanar el espíritu y restañar el orgullo perdido.

Urgía que el Barça volviera a ser competitivo. Ese nivel de exigencia, obligatorio para un equipo como el azulgrana, volveremos a tener la oportunidad de comprobarlo en los próximos retos que se avecinan. Ganar la Europa League debe ser uno de ellos. Y el clásico está ya a la vuelta de la esquina. Acabar lo más cerca posible del Real Madrid debe ser otro de los grandes objetivos del año. Y llegados a este punto, una pregunta: ¿qué podría pasar si la Liga durara un mes más? No tengo la más mínima duda de que el Barça lucharía con el Real Madrid por el título.

El club ha trabajado muy bien en los despachos en el mercado de invierno para reforzar una plantilla que no tenía gol después de las dolorosas salidas de Leo Messi y Griezmann. Además, Xavi ha convertido a su religión a todos los feligreses de su plantilla. Jugadores, muchos de ellos, que no tienen nada que ver con lo que eran en septiembre. Se creen al entrenador y se nota. El trabajo psicológico del técnico está siendo esencial. Su discurso cala.

Este Barça es intenso de principio a fin y, salvo errores individuales puntuales, es sólido y fiable. Saben a lo que juegan y se percibe tácticamente. Son buenos con el balón y sin él, recuperando con una presión incesante. Hay equipo en el campo y hay equipo en el banquillo. Este Barça se ha rearmado.