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Opinión

Lo que duele y lo que se anestesia

Robert Lewandowski, delantero del FC Barcelona

Robert Lewandowski, delantero del FC Barcelona / Valentí Enrich

“El socio del Barça está como anestesiado”, me decía hace unos días un veterano futbolista. Y la socia, añado yo. Unos y otras parece que se pasan el balón sin ganas de mirar a puerta mientras la vida sigue. La frase de mi ‘iaia’ me acompaña siempre: “Qui dia passa, any empeny”. O lo que es lo mismo, ‘carpe diem’ mientras dejamos que corran las horas a la espera de un estadio, una asamblea, un parte médico o un nuevo ataque desde la capital que tenga que ver con los arbitrajes (los de ayer y los de hoy) o con todo lo demás. El reloj marca las horas y, a veces, se salta los cuartos para dar una nueva o una mala nueva.

Aparco ya la poesía para centrarme en lo físico y en lo emocional tras un irremediable ‘parón’ de selecciones que preocupa más por los dolores que por los resultados. En paralelo, el sentir de algunos y algunas barcelonistas ante el silencio y/o el mirar hacia otro lado ante determinadas cosas que están sucediendo en el seno del club. ¿Será la anestesia de la que me hablaba el ex jugador? ¿Será que, mientras la pelotita entre, todo lo demás queda orillado? ¿Será que lo que verdaderamente importa es lo que, a la hora de la verdad, es lo más superficial? Entiendo que el socio y la socia del FC Barcelona tiene como eje central su amor y sentimiento de pertenencia al club, ganen o pierdan sus equipos y gobierne quien lo gobierne. Dicho esto, el espíritu crítico debe mover la montaña y cuestionar -si toca- lo institucional y lo deportivo. Y aplaudir hasta la extenuación los éxitos, por supuesto. Los fundamentos de base son los que sustentan la entidad aunque ganar un clásico sea orgásmico. Eso sí, con el cómo por bandera. A los que sólo les sirve ganar, allá ellos con su simplicidad.

A fecha de hoy, miércoles 15 de octubre de 2025, los primeros equipos profesionales de fútbol viven realidades distintas con un punto en común: las lesiones. Si el suspiro de alivio del Barça Femení al conocer que el alcance de la lesión de su ‘9’, Ewa Pajor, era mucho menor del esperado, se suma el susto diario que viven Flick y su staff técnico. A día de hoy, las bajas de jugadores por participar en encuentros y entrenamientos con sus selecciones más las que ya acumuluba por diversos motivos son nueve. La última, la del ídem, Lewandowski que se perderá el clásico. Una de las más preocupantes, la de Lamine Yamal, cuya pubalgia itinerante altera los planes del colectivo, jugador incluido. Pero el calendario sigue adelante y aunque todos se quejan, ninguno hace nada. Sigan, sigan, que diría aquel.

Y lo mismo sucede con las obras del nuevo Camp Nou, cuyas fechas de apertura ya fían más largo que antes según algunos expertos. Por no hablar de la información destapada por el programa ‘Què t’hi jugues?’ sobre la adjudicación de las obras a la constructora turca Limak. Unas condiciones que mutaron de 2017 -imposible reunirlas- a 2022, que sí le permitieron acometer semejante proyecto. Se marcaron unos plazos que no sólo no se han cumplido sino que nos llevan prácticamente a 2027 tras diversas campañas por parte del FC Barcelona, con su presidente a la cabeza, que nos sentaban en el asiento este verano. Pero la anestesia ha congelado la crítica. Que ruede el balón.