Ducati encuentra la lógica sin necesidad de divos

Jack Miller entrando en curva con la Ducati

Jack Miller entrando en curva con la Ducati / motogp

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

No parecía lógico que las Ducati fueran a ir bien en Jerez. La historia, al menos, apuntaba hacia todo lo contrario. Y, sin embargo, consiguieron hacer ni más ni menos que el doblete. A la vista del comportamiento de las Desmosedici en el trazado andaluz, Pecco Bagnaia dijo “hoy hemos asistido al aviso de que si estas motos han ido así de bien aquí, este año van a darnos muchas satisfacciones en lugares muy distintos”. Y pocos días después, en un trazado tan diferente como Le Mans, el presentimiento del turinés se vio refrendado no sólo por un nuevo doblete sino casi por un podio enteramente de color rojo.

Todo ello ha llevado a declarar a alguien con tanta experiencia como Alex Crivillé que “estamos ante la mejor Ducati de la historia. Es muy versátil: gira bien, acelera, tracciona y tiene el mejor dispositivo de salida holeshot de todos. En líneas generales diría que es la mejor moto”.

Y ahora llega Mugello, el territorio Ducati por excelencia con su larga recta de 1.141 metros que beneficia la potencia sensacional de las motos de Borgo Panigale. Tras el record de velocidad (362’4 kms./h.) obtenido por Johann Zarco en marzo en el circuito catarí de Losail, tengo mucha curiosidad por ver hasta dónde alcanzarán los velocímetros este fin de semana en la pista de la Toscana. Y será muy interesante comparar esa marca con la que pueda darse el mismo día, por la tarde, con ocasión de una nueva edición de las supersónicas 500 Millas de Indianápolis, sobretodo teniendo en cuenta que el pasado fin de semana Scott Dixon conquistó la pole en la sesión del Fast Nine con un ¡promedio! de 231,685 mph. (¡372,86 kms/h.!)

De las 34 ocasiones que la categoría reina (500 o MotoGP) ha pasado por este circuito propiedad de Ferrari, Honda ha ganado en 16, Yamaha en 12, Ducati en 4 y Suzuki en 2. Pero es en la “era moderna” más reciente de los motores con válvulas cuando las motos italianas han logrado imponer su dictado, con las victorias en 2009 de Casey Stoner, y luego las tres últimas- de modo consecutivo, de 2017 a 2019- de Dovizioso, Lorenzo y Petrucci.

De las Ducati se dijo en el pasado que sólo el australiano era capaz de hacerlas funcionar. Como se ha dicho hasta la saciedad con la Honda de Marc Márquez.

Pero ahora vemos como hay tres pilotos – Bagnaia (0 victorias, pero 3 podios en 5 carreras), Zarco (tres segundos puestos) y Miller (2 victorias)- que no sólo son capaces de desenvolverse muy bien con estas motos, sino que son aspirantes al título mundial.

En consecuencia, la lógica -de nuevo- nos dice que este fin de semana podría imponerse una Ducati. Pero ya hemos visto que la lógica no siempre se cumple en los últimos tiempos de MotoGP, como se demostró en Jerez. En Mugello el desgaste de los neumáticos es también un factor muy importante; las Ducati no los tratan mal, pero hay una Yamaha que también los mima mucho, la de Quartararo, el líder del campeonato, y no por casualidad: dos victorias y un compendio de tres podios en cinco carreras, puntuando siempre, incluso con un brazo agarrotado completamente como le sucedió en Andalucía por culpa del síndrome compartimental.

En Ducati, por fin, están haciendo las cosas bien. La renovación de Jack Miller por un año más lo demuestra. No sólo se ahorran tensiones entre el australiano y Bagnaia, sino que evitan despropósitos como los ridículos anuncios de los despidos de Lorenzo o Dovizioso horas antes de que obtuvieran victorias sonadísimas. Ya era hora.