El drama Coutinho, Griezmann...y Dembélé

Ousmane Dembélé finaliza contrato en 2022

Ousmane Dembélé finaliza contrato en 2022 / LFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

La papeleta que se les viene encima a la directiva y a la dirección deportiva del Barça es de las más complicadas que ningún responsable azulgrana haya tenido en mucho tiempo. A la ruinosa política de fichajes, renovaciones y salarios de las últimas temporadas, se une esta maldita pandemia que nos ha cambiado la vida a todos y ha dejado tiritando la economía mundial. En el fútbol no hay club sin déficit y peor cuanto más grande es el club, pues sus gastos, ya de por sí desmedidos en época de vacas gordas, son ahora una rémora de dimensión catastrófica. Al Barça todo esto le ha pillado en el peor momento, en plena necesidad de renovar a su plantilla, de fichar, pero también de traspasar. Y le será tan difícil sacarse de encima a la figuritas que le sobran como contratar a los cracks que le faltan. O más...

UN PACTO IMPOSIBLE

Veamos. Coutinho, fichado por 120 millones más 40 en variables y con un contrato de alrededor de 25 millones. Quedan por amortizar unos 60 millones, nadie los pagará. Pero lo peor es que nadie le pagará el salario que no se gana en el Barça. Un problemón. Otro, Griezmann: 120 millones de coste (ya perdono los 15 del enigmático acuerdo de derechos de tanteo a futuro con el Atlético). Quedan 72 kilos por amortizar. Ni los vale ni nadie los tiene. Y con 35 millones de ficha anual, ya me dirán ustedes a quién engañamos. Más, Dembélé: el que menos se ha devaluado, pero sólo le queda un año de contrato y en ocho meses será dueño de su destino. Se puede llegar a una situación límite, le renuevas o se va gratis. Está la cosa jodida. En estas situaciones todo el poder lo tienen los jugadores y sus representantes: si juegan más o menos bien hay que renovarles al alza y si son un fracaso, no se van ni con lejía y les has de pagar hasta el último euro de su contrato. Solo hay una forma de terminar con la dictadura de los intermediarios, que ya ni se esconden; al contrario, se pasean chulitos ellos en castings como el reciente de Haaland: un pacto de caballeros. Es imposible: ¿de caballeros?... ja, ja, no me hagan reír.