Sí a la dosificación, no a los experimentos

Levante 2 - FC Barcelona 1 - Jeison Murillo junto a Nelson Semedo y Arturo Vidal durante el partido de ida de octavos de final de Copa del Rey entre el Levante y el FC Barcelona

Jeison Murillo junto a Nelson Semedo y Arturo Vidal durante el partido de ida de octavos de final de Copa del Rey entre el Levante y el FC Barcelona / Valentí ENRICH - SPORT

Ernest Folch

Ernest Folch

El Barça perdió en Levante en un partido que no le sirvió para nada de lo que se proponía: ni encarriló la eliminatoria, ni reservó todos los titulares que quiso, ni apuntaló la cantera ni recuperó la confianza de los futbolistas que tiene deprimidos. Valverde decidió por fin dar descanso a futbolistas clave en la segunda eliminatoria de Copa, tras muchos años en que había unanimidad en que el esfuerzo en esta competición había hipotecado el rendimiento del equipo en el momento cumbre de la temporada, especialmente en la Champions. La decisión de dosificar al equipo sin duda fue correcta, el problema fue la manera de ejecutarla.

Porque lo cierto es que Valverde puso en práctica una combinación estrambótica en la que alineó a titulares para experimentar (Dembélé de delantero centro), para rodarse (Busquets), o para animarse (Coutinho), con debutantes como Murillo (despistado en el segundo gol) o a canteranos como Miranda y Chumi, que cuajaron un mal partido, aunque sería muy injusto hacerlos responsables del desaguisado. A medida que avanzó el encuentro, a Valverde le entraron las prisas e hizo entrar a dos titulares (Sergi Roberto y Lenglet) por los dos canteranos, en dos cambios que señalaron duramente a los dos jugadores de casa, en los que por cierto ya había dejado claro que no confía en ellos tras los últimos fichajes.

Lo cierto es que con todos los titulares disponibles en el campo, el equipo mejoró algo sus prestaciones, a pesar de que algun jugador sale del encuentro especialmente mal parado, y no es precisamente un canterano: Coutinho volvió a decepcionar y, a pesar de su gol de penalti en el tramo final, no asumió en ningún momento el liderazgo que se le presupone por su caché, su precio y su prestigio.

Curiosamente, el brasileño fue señalado incluso por Aspiazu, segundo de Valverde, en unas duras declaraciones antes de empezar el partido.  Al final del encuentro se hacía difícil entender qué era exactamente lo que había pretendido Valverde con su planteamiento híbrido de suplentes, canteranos sin confianza y titulares desiguales.

Tampoco quedó claro si el Barça le daba igual la Copa, como parecía en los primeros minutos, o quería ir desesperadamente a por ella, como en el último cuarto. El resultado es que ahora el Barça deberá remontar un resultado adverso en el Camp Nou y se planteará el dilema, otra vez, de si hay que ir a remontar con Messi (y desgastarse) o se decide por fin reservar fuerzas pensando en el medio plazo. EL mal sabor de boca no lo dejó el resultado (perfectamente remontable) sino la sensación de improvisación.