Dosificación colectiva

Messi, el actual PIchichi

Messi, el actual PIchichi / EFE

Xavi Torres

Xavi Torres

Iba Messi por el campo deambulando, más bien ausente que presente, cuando de repente recibió un balón, cambió de ritmo, hizo cambiarlo también a sus compañeros y a los rivales, y de repente, el Camp Nou gritó “¡gol!” con absoluta incredulidad. En realidad, con cada vez menos sorpresa porque de tantas veces repetida la imagen acaba por hacerse familiar. Y, a continuación, otro ratito de siesta, más o menos escorado hacia un costado del terreno de juego... hasta que otro balón, cansado de tanto movimiento sin alegría, se acercó a él para recibir su cariño. Y, por supuesto, el ‘10’ se lo dio. A él y a todos sus aficionados. Balón a la red. ¿Cuántas veces hemos visto ya esta escena?

El comportamiento de Leo Messi en los últimos tiempos obedece a dos cuestiones: a su exquisita lectura del juego y al perfecto conocimiento del estado físico de su cuerpo. La experiencia le ha enseñado a rendir al cien por cien y a descansar, a la vez. En el mismo partido. Y a veces, aunque parezca mentira, en el mismo momento. Se trata, también en esto, de un caso único. 

El Barcelona hizo, ante el Athletic, una primera parte de lujo. Intensidad en la presión, alta velocidad en la circulación del balón, llegadas por ambas bandas, protagonismo de Messi y Coutinho, goles, palos... buen fútbol. En la segunda, sin embargo, se auto-invitó a una siesta inesperada para los aficionados. Pases fallados, poca concentración, ritmo nulo... sin goles, ni palos ni fútbol. ¿Hay alguna explicación lógica para tanto contraste? Tal vez una. Atención a lo que viene, por ejemplo, durante el mes de abril, con cinco partidos de Liga, la final de la Copa y tres partidos más de la Liga de Campeones, suponiendo -como parece- que los de Valverde superen a la Roma en la eliminatoria de los cuartos de final y tengan que afrontar unas semis. Y después, el mes de mayo -con cuatro partidos más de Liga, el retorno de las semis de Champions y, si cabe, la finalísima de Kiev- y, para muchos, el Mundial. Así que, pensarán los futbolistas, ¿de verdad hay que desgastarse en estos momentos basura con los que te castiga la competición? Solución: dosificación colectiva. Lo de Messi, pero a lo bestia. 

Preguntas: ¿fue algo consciente? ¿Lo veremos más a partir de ahora? ¿Conseguirá Valverde que el remedio sea siempre positivo? ¿O podrá evitarlo, por ejemplo, convenciendo a sus hombres de luchar por el reto de acabar la Liga sin ninguna derrota?