A dos millones por partido

Dembélé podría jugar en Champions pero no en Liga.

Dembélé podría jugar en Champions pero no en Liga. / AFP

Carles Sans

Carles Sans

El miércoles pasado leía con estupor en este diario el revelador artículo de David Salinas en el cual se mostraba en números la participación de Ousmane Dembélé desde que llegó al F.C. Barcelona. Hechas las cuentas el jugador francés, solo ha jugado 74 partidos, ha marcado 19 goles, y ha dado 17 asistencias en 4.125 minutos. Un cómputo exiguo que hace de este jugador uno de los fiascos más graves de la historia de fichajes de este club. Un auténtico despilfarro habida cuenta de que nos ha costado hasta hoy unos dos millones de euros por partido jugado. Dembélé costó 105 millones a los que hay que sumar 42 en variables. 

Que se fiche a un jugador y se lesione, ha pasado, pasa y pasará; sin embargo las circunstancias en que fue fichado Dembélé hacen sospechar una precipitada decisión causada por la inesperada fuga de aquel Neymar, que no quería ser plato de segunda mesa. En aquellos días al cabreo barcelonista se le unió el nerviosismo de la secretaría técnica y del mismo Bartomeu, que deprisa y corriendo se lanzó a fichar a quien debería ser otra perla del fútbol mundial. La lástima es que Dembélé, además de ser un jugador de cristal, nos ha decepcionado a muchos cada vez que le hemos visto jugar sin lesionarse. Solo algunos destellos de sus cualidades nos han hecho pensar que tal vez en un próximo partido veríamos, al fin, al gran jugador que se fichó. Pero no, en el siguiente volvía a hacer una buena jugada, a perder bastantes balones, o, en el peor de los casos, a lesionarse de nuevo. Todos los comentarios que se han ido emitiendo de Dembélé guardaban una cada vez mayor escéptica esperanza de que un día se adaptara y emergiera de repente aquel jugador que nos haría olvidar a Neymar. Por si fuera poco, sus caprichosas reacciones fuera del campo, como aparecer tarde en los entrenamientos, divertirse más de la cuenta fuera de horas y alguna ocultación al equipo médico, han hecho de él un jugador poco simpático por quien apenas nadie siente compasión o empatía.  

Sinceramente creo que esta inversión económica y deportiva la hemos perdido. Es un fiasco muy considerable con el que ya veremos qué hacer cuando dentro de 6 meses se recupere. Pero me temo que en Can Barça ya no tiene ningún futuro