mi verdad

Dos casos de espionaje intolerables

Joan Oliver, exdirector general del FC Barcelona

Joan Oliver, exdirector general del FC Barcelona / sport

JOSEP Mª CASANOVAS

GUERRA DE FAMILIAS. El Barça vive una situación antagónica. Acusado en los juzgados y brillante en el terreno de juego. Por desgracia ya va siendo habitual que después de una buena noticia deportiva llegue una citación judicial con relación a uno de los varios casos abiertos en los tribunales. El martes, el equipo conquistó una gran victoria en Londres y ayer miércoles el expresidente Sandro Rosell era citado para declarar el 5 de abril como investigado, antes imputado. Es el segundo caso de espionaje que vive el club. Un tema lamentable que pone en evidencia unas prácticas intolerables por parte de ejecutivos de la entidad. Hay que llegar al fondo de la cuestión para salvaguardar el buen nombre del Barça, implicado en una guerra de familias que dura demasiado tiempo. La rivalidad entre Laporta y Rosell todavía colea. Joan Oliver, exdirector general del club con Laporta, es acusado de utilizar recursos del Barça en beneficio propio cuando contrató a la agencia Método 3 el seguimiento a una serie de directivos, jugadores y políticos. La réplica a esta iniciativa presentada por el propio club contra la gestión de la anterior directiva fue la querella criminal presentada por Jaume Roures, presidente de Mediapro, contra Sandro Rosell, el Barça y otros empleados por presunto delito continuado de revelación de secretos y hurto agravado.

CAIGA QUIEN CAIGA. En los 115 años de historia del club no había sucedido nada parecido. Una cosa es la rivalidad y la oposición; otra muy distinta es el espionaje y las malas artes. El Barça tiene que ser el primer interesado en que resplandezca la verdad, caiga quien caiga. Un club que presume de valores no puede consentir unos hechos delictivos que acabarán con la apertura de juicios. Máxime cuando en estos dos casos las denuncias se han producido en el propio entorno del club. El socio está preocupado por la judicialización del club despues de las malas experiencias vividas con el caso Neymar y la sanción de la FIFA. El presidente Bartomeu, ajeno a los casos de espionaje que nos ocupan, tiene que ser el primer interesado en solventar este tema cuanto antes ya que de lo contrario la lista de casos judiciales abiertos -¡seis!- puede perjudicar seriamente la imagen del club según sea el desenlace.