¿Dónde estará mi carro?

Jasper Cillessen tuvo una gran actuación ante el Atlético de Madrid

Jasper Cillessen tuvo una gran actuación ante el Atlético de Madrid / EFE

Carles Sans

Carles Sans

Mi carro me lo robaron anoche cuando dormía… Seguro que ya le han puesto mentalmente música a estas líneas, es inevitable. Como inevitable me fue preguntarme dónde estaba mi Barça el martes pasado mientras veía jugar el partido de Copa contra el Atlético de Madrid. No sabía encontrar ni rastro de aquel equipo impecable que movía la pelota y que hacía que el mejor rival pareciese aquel equipo comparsa que llevaban los Harlem Globetrotters del baloncesto. Ahora ya no. Ahora es el Barça el que persigue la pelota, al menos así fue el martes pasado contra un Atlético muy serio que hizo al Barça lo que este le hacía a cualquier equipo cuando controlábamos los partidos.

El culé está desconcertado. No sabe si preocuparse o alegrarse de haber pasado a la final de la Copa del Rey. Lógicamente, hay que alegrarse; más por el hecho de disputarla que por el poco prometedor juego que ofrece el equipo. Cuando nos presionan en todas las líneas, el equipo se queda sin recursos. Ante el Atlethic de Bilbao en Liga, en la primera parte se perdieron 48 balones y el miércoles 25.

Naturalmente hay que apoyar al equipo siempre, pero por dentro va una procesión que no me gusta, porque algo me dice que jugando de esta manera, va a ser difícil alcanzar el liderato de la Liga o llegar a disputar hasta el final la máxima competición europea.

Y aunque prefiero no destacar a ningún jugador, no creo descubrir nada nuevo si digo que si no fuera por Messi estos partidos tan trabados no saldrían adelante. En cualquier caso, el partido del martes tuvo varias fases y no me gustó ninguna. Algo le pasa al equipo que hace que los aficionados nos quedemos con cara de tonto ante un juego sin control ni autoridad. 

Veremos cómo acaba la temporada. Ojalá lo del martes haya sido una pájara, aunque algo me dice que ya llevamos unos cuantos partidos sin ser lo que el Barça quiere ser. En cualquier caso, que no afloren los nervios entre la afición y, si es posible, dejemos que Luis Enrique recupere ese carro que traquetea hacia un destino, de continuar así, algo preocupante.