¿Dónde empieza y acaba el derecho de Valverde?

Ernesto Valverde, durante la entrevista concedida a Barça TV

Ernesto Valverde, durante la entrevista concedida a Barça TV / sport

Toni Frieros

Toni Frieros

Ernesto Valverde habló largo y tendido aprovechando el parón navideño. Lo hizo, claro, en un medio oficial del FC Barcelona: su televisión. Para que no haya malos entendidos y sí un solo mensaje. Claro y diáfano.  Entre otros muchos temas y nombres propios, se refirió, como era obligado, a su continuidad al frente del primer equipo azulgrana. Como es sabido, dispone de una temporada más opcional y debe comunicar a la junta directiva si la hace efectiva... o no. Que se sepa, no tiene una fecha límite para pronunciarse en un sentido u otro.

Y hoy, 3 de enero de 2019, en eso estamos. Una vez más. Sí, porque ya viene siendo algo habitual que los entrenadores del Barça, en el tramo final de sus contratos, tengan a todo el mundo en vilo. ¿Es correcto comportarse así? ¿Están en su derecho?

Hagamos memoria.  Pep Guardiola, después de completar su primer compromiso de dos años bajo la presidencia de Joan Laporta, renovó solo por una temporada con Sandro Rosell ya aposentado en la presidencia. En su cuarto año, decidió abandonar el Camp Nou tres días después de que el Chelsea le echara de la Champions League. Apuró tanto (lo hizo el 27 de abril de 2012) que tan solo quedaban cuatro partidos para finalizar la Liga. Se fue, eso sí,  con un título bajo el brazo: la Copa del Rey.

Luis Enrique realizó un recorrido muy similar. Después de haberse ido se supo  que su primera  intención había sido anunciar su adiós tras el PSG-Barça, pero el varapalo sufrido fue de tal magnitud (4-0) que creyó conveniente, de forma acertada, posponerla en el tiempo. Lo hizo el 1 de marzo después de una goleada ante el Sporting de Gijón.

A Valverde, que va camino de emular a Guardiola y Luis Enrique, le honra su sinceridad: “Quién sabe...”, respondió a la pregunta de si continuará la próxima temporada. “No nos vamos a engañar. No ganas la Liga y todo el mundo mira al entrenador. Miro de cumplir con los objetivos y, como nos queda tanto, ya veremos qué pasa”.

En cierto modo, es lícito y lógico pensar que la vida de un entrenador depende de si alcanza los objetivos marcados o no. Y mucho más en un club como el Barça, donde ganar la Liga y la Copa del Rey no es suficiente porque lo que más se valora es que el Real Madrid haya  ganado la Champions League. Valverde es gato viejo y sabe que el entorno, dentro y fuera del club, será uno u otro en función de los títulos ganados. Conoce, mejor que nadie, el estado anímico de la casa como consecuencia de un resultado concreto. Que se lo pregunten a él después del  3-0 en Roma.

Sin embargo, una cosa es lo que más le interesa al entrenador y otra lo que más le conviene a la entidad. ¿Qué debe prevalecer? Aquí, además, hay una doble vara de medir. Los clubs son extremadamente agresivos con aquellos jugadores que acaban contrato el 30 de junio y no quieren renovar (Rabiot, por ejemplo...). Y muy laxos con los entrenadores que se encuentran en la misma tesitura. Reglamento FIFA en  mano, el FC Barcelona ya podría negociar con el nuevo entrenador para la próxima temporada. Incluso anunciarlo. ¿Exagerado?¿Falta de respeto? El Bayern Munich hizo oficial el fichaje de Carlo Ancelotti como sustituto de Pep Guardiola el 20 de diciembre de 2015... ¡seis meses antes de acabar la temporada! Por lo tanto, se puede.

Guardiola y  Luis Enrique sabían con muchos meses de antelación que no seguirían. Lo que hicieron fue posponer en el tiempo la decisión por interés propio, no por el bien del club. Es de esperar que Valverde, si ya lo sabe, lo diga cuanto antes.