Un doblete como bálsamo

Ningún título borrará de la memoria de los culés el fracaso de la Champions. La dolorosa eliminación en cuartos de final ante la Roma hizo mucho daño. Muchísimo. Especialmente por la forma en que se produjo, después del 4-1 de la ida en el Camp Nou y el triste papel de todo el equipo en la vuelta en el Olímpico. Ningún título, insisto, borrará la decepción que supone haber ganado solo una Copa de Europa en las siete últimas temporadas, teniendo al mejor futbolista del mundo en la plantilla. Y es que la sensación de que se han desaprovechado los mejores años de Messi resulta terrible...

Ningún título borrará de la memoria este malestar. El propio Rakitic lo aseguraba ayer en rueda de prensa: “La espina de la Champions siempre estará ahí”. Por supuesto. Pero un doblete podría mitigar algo ese dolor. Podría apaciguar los ánimos de una afición (y de un entorno) que ha cuestionado muchísimo a Valverde y a los jugadores por su error en Roma. Sería un buen bálsamo... Y de eso va, precisamente, la final de la Copa de esta noche: de certificar el primer paso hacia ese doblete que puede consumarse en una semana. Porque el Barça conquistará la Liga el próximo domingo 29 si gana en el campo del Deportivo...

El problema del Barça es que esta Copa no está ganada. Aunque a veces lo parezca. Ha existido durante todos estos días la sensación de que la final contra el Sevilla era un trámite. Y no lo es. Solo cabe recordar el último partido de Liga en el Sánchez Pizjuán: se salvaron los muebles gracias a un Messi providencial. Valverde, supongo, habrá aprendido la lección. La de Sevilla y la de Roma...