El difícil arte de vender una vaca sagrada

Coutinho juega la final de la Copa América

Coutinho juega la final de la Copa América / AFP

Ernest Folch

Ernest Folch

El ‘caso <strong>Bale</strong>’ ha explotado con efectos retardados, y amenaza con dañar el precario equilibrio del vestuario madridista: cuando parecía que su marcha a China podía ser inminente, el galés se resiste a ir a una liga secundaria y vuelve a amenazar con quedarse. El Barça tiene un problema equivalente con Coutinho, jugador al que internamente da por agotado, pero al que no va a ser fácil encontrar un comprador si no es como pieza de cambio en la ‘operación Neymar’.

Por no decir nada del PSG, que busca desde hace semanas una salida para su jugador franquicia, pero a sabiendas de que nunca podrá recuperar la inversión realizada hasta la fecha. Y es que no hay nada más complicado que la salida de un crack mundial de un gran equipo. Se repite siempre un mismo patrón: el ‘crack’ en cuestión, después de algunos traspasos y/o renovaciones, está en la franja alta salarial de mercado, algo que limita sus posibles compradores, que a su vez complica el margen de negociación. Si a todo esto le añadimos que estos futbolistas están representados por uno o varios agentes que cobran suculentas comisiones, las operaciones en cuestión se encarecen hasta alcanzar niveles insoportables para el club comprador (que tiene que pagar demasiado dinero) o para el club vendedor (que recibe cantidades muy a la baja).

Todas estas tensiones entre clubes, agentes y futbolistas terminan por erosionar la relación: el agente de Bale cargando en público contra Zidane después de que este anunciara que el galés no continuaría, Neymar declarando que su mejor momento como futbolista fue el 6 a 1 que le endosó a su actual equipo, y los agentes de Coutinho diciendo que el club les ha dicho cosas contradictorias sobre el futuro de su jugador. La cuestión es que, en una situación normal, es imposible que un gran jugador abandone un gran equipo. La única vía para salir es alimentar la tensión, que a su vez puede convertirse en un elemento bloqueante. De ahí el (difícil) arte de vender una vaca sagrada. Veremos quién es el artista en un mercado que promete sobrecalentarse en los próximos días