Desmontando el mito de la Champions

Zidane recuerda su Liga con el Real Madrid

Zidane recuerda su Liga con el Real Madrid / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Pues ya lo ven, el barcelonismo preocupado y desanimado por eso de que ganar la Champions acaso sea más importante que el doblete Liga-Copa y resulta que el propio entrenador del campeón de la Champions dice alto y claro que lo mejor que le ha pasado siendo entrenador del Madrid, que ya no lo es, es haber ganado la Liga. “Para mí ganar la Liga fue lo máximo”, fueron sus palabras exactas, para que no le quedaran dudas a nadie. ¡Lo máximo!, oigan, ¡lo máximo! Y lo dice un entrenador que ha ganado tres Champions seguidas, que se supone que debería ser el no va más, el summum de los summums, pues nadie las ha ganado en toda la historia, ni tan siquiera dos de consecutivas. Pero no, lo máximo para Zinedine Zidane es la única Liga que ha conquistado al frente del Madrid. Fíjense que junto a la Champions, el año pasado, pero no se acordó del doblete, se acordó de la Liga. Y para acabarlo de rematar, para hacer su discurso de despedida todavía más en clave azulgrana, confesó que su peor momento fue perder contra el Leganés en la Copa. ¡Toma ya!, pero ¿no habíamos quedado que la Copa no valía para nada?

GRACIAS, ZIDANE. Así de directo y en muy pocas palabras, pero muy bien dichas, Zidane se cargó el mito de la Champions y destrozó la propaganda madridista que se ha dedicado a desmerecer el doblete del Barça. Meses de ataques y desprecios a los dos torneos nacionales y de loas a la máxima competición europea que, desafortunadamente, han hecho mella en el ánimo de muchos barcelonistas. De tanto repetir una mentira interesada se está creando la sensación de que lo único que tiene valor es la Champions. Y no es verdad, lo dice el propio entrenador del Madrid y, además, lo dice en un momento especialmente emotivo en el que no se dicen mentiras. Zidane sabe que ganar una competición que se ventila en cinco o, como mucho, siete partidos no es lo mismo que ser el mejor durante 38 partidos y diez meses. Ya está, propaganda desmontada y caverna desenmascarada. Gracias, Zidane.