Descubrí a Ronaldinho y a Leo gracias a la misma persona

Josep Maria Minguella, Opinión

Josep Maria Minguella, Opinión / sport

Josep Maria Minguella

Su nombre es Juan Mateo Walter. Es un abogado argentino que estuvo viviendo en Barcelona bastantes años. Se acababa de instalar en Porto Alegre con su pareja rusa cuando un buen día me llama y me dice: “Josep Maria, aquí hay un jugador que es un espectáculo. Se llama Ronaldinho. Juega en Gremio. Se va por la izquierda, por la derecha, es rápido y muy habilidoso”.

Tenía unos 16 años y le pedí que me enviase algunos vídeos.  No dudaba, en absoluto, de su palabra, y enseguida compruebo que, en efecto, hace cosas espectaculares, diferentes... Le pido a Walter, que años después confirma su gran ojo clínico cuando también es el primero que me habla de Leo Messi, que empiece a seguirlo.

Al cabo de un tiempo, Tatxo Benet compra el Lleida y me pide que busque equipo para el homenaje de despedida a Mario Durán, que había sido el presidente del equipo de la Terra Ferma durante muchos años. Se me ocurrió que podríamos traer al Gremio y así de paso el Barça podría ver a Ronaldinho en directo… Pero era febrero, hacía un frío que pelaba y el brasileño no ofreció un gran show. Incluso falló un penal, aunque en detalles ya se vio que era un jugador diferente. Los del Gremio se fueron enseguida porque empezaban los carnavales y Van Gaal no quiso saber nada de su fichaje pese a que poco después podía llegar libre. El holandés era poco amigo de los brasileños...

Un año después,  cerramos el traspaso de Rivaldo a la Lazio por 8.000 millones de pesetas y le propuse a Gaspart que Ronaldinho fuera su sustituto. Le dije que no se arrepentiría, que aunque no era aún muy conocido, se convertiría en un fenómeno.

Prácticamente venía gratis, pero el gol de chilena de Rivaldo que clasificaba al Barça para Europa en el último partido ante el Valencia tras una temporada muy difícil con Serra Ferrer y Charly Rexach en el banquillo, lo paró todo.

Gaspart no se atrevía a traspasar a Rivo y a traer a Ronaldinho en su lugar. Su hermano acabó por llevarlo al PSG, que solo tuvo que pagar los derechos de formación por un jugador que ahora costaría una fortuna.

Lo hemos visto ahora con Vinicius, por el que el Real Madrid de Florentino ha pagado una millonada sin saber si realmente llegará lejos. A Ronaldinho lo pudimos traer por muy poco dinero y muy joven. No era un riesgo. Ya se veía adónde podía llegar y hubiera explotado en el Barça mucho antes que cuando acabó haciéndolo en 2003, cuando Sandro Rosell y Laporta le ficharon del PSG en lugar de traer a Beckham.