La derrota de siempre

Lionel Messi no tuvo su mejor noche

Lionel Messi no tuvo su mejor noche. (EFE) / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Dicen que en el estadio estaba Antonela y los pequeños ThiagoMateo, que no tuvo ocasión de cantar ningún gol de papá (ni tampoco del Real Madrid para enfadar a su hermano mayor) y Ciro. Llegaron justo a tiempo de ver el debut, bueno, redebut de su padre, Leo Messi, en la, dicen, remozada selección de Argentina, donde llegaron a debutar SaraviaPezzellaLo CelsoRodríguez y Paredes.

Dicen que fueron muchos los argentinos, millones, que se sentaron frente a su televisor recordando el bautismo de Messi en su primera Copa América, hace exactamente 4.370 días. Ya ven, la hinchada albiceleste está tan loca, tanto, que hasta se acuerda de aquel primer partido de Messi con Argentina (4-1 ante EEUU), inicio de los tres subcampeonatos americanos y de los cuatro fracasos seguidos.

Dicen que buena parte de esos seguidores, por supuesto, los mismos que se dividen entre Messi y Diego Armando Maradona, mucho más querido que el azulgrana, recordaron también el reto que les lanzó (que nunca provocación) el mejor jugador del mundo: “Lo siento por los que me critican, pero me van a tener que seguir aguantando, pues quiero acabar ganando algo grande con esta camiseta”.

Dicen que el ambiente en la selección argentina ha cambiado de la mano de Lionel Scaloni y de un Messi que quiere ejercer de ídolo y de capitán de buena parte de sus compañeros, a los que buena parte de la hinchada y comentaristas futbolísticos argentinos llaman “sus amigos”.

Ya no hay mesas redondas en el comedor, creando grupitos, capillitas. Ahora todos desayunan, comen, meriendan y cenan en una inmensa mesa alargada, cruzándose bromas y pasándose el azúcar y la mantequilla.

Pero, como escribió en uno de sus titulares el diario deportivo argentino ‘Olé’, todo acabó en “la Messima historia de siempre”. Es decir, con una derrota que, como mucho, como demasiado, como excesivo premio, pudo tener un empate. Pero no, Colombia, que dominó a placer (“sí, en la primera parte nos dejamos dominar y, en la segunda, salimos algo más”, reconoce el mejor del mundo, que es poco que reconocer y mucho a criticar) en el arranque, mereció, desde luego, doblegar a Argentina (0-2).

De los 276 jugadores inscritos en esta nueva Copa América, Leo Messi es quien más veces la ha jugado, quien más partidos ha jugado y quien más goles ha metido, claro. Cuentan las crónicas (bueno, yo lo vi en directo en casa, de regreso de Montmeló, mientras empezaba la fiesta del ‘bodón’ de Sergio Ramos y Pilar Rubio, que aún dura), que Messi jugó de Messi, pero Argentina no jugó a nada. Aquellos que se preguntan a diario si Messi podrá solucionar, también él solito, este problema, volvieron a recibir un bofetón sonado. La respuesta a esa pregunta ha sido dada ya demasiadas veces. No, no puedo. Ni siquiera Messi puede. Y eso, perdón, ya ha pasado en el Barça.

Por tanto, al final, todo acaba donde quieren los grandes del fútbol, en que se trata de un deporte donde juegan 11 y, jugando 11, es muy, muy, difícil que uno solo pueda contra todos. O, peor aún, que los otros 10 que quedan no sean capaces de hacerle más fácil la magia a ‘D10S’, se llame Messi, se llame Cristiano Ronaldo, se llame Hazard o Salah.

Así que sigamos construyendo un gran equipo para el mejor y dejemos de pensar (perdón, perdón) que Messi nos salvará porque la vida nos enseña que nada se puede hacer solo.