El deporte que se llamaba fútbol

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, junto a Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, junto a Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA / UEFA

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Javier Tebas, disfrazado de John Anderton en Minority Report, puso en marcha a los ‘precogs’ (artículo 101) y quiso hacer pagar al Barça (hoy) los ‘crímenes’ que cometerá (en verano) negándole la inscripción de Gavi. El club, por su parte, intensificó su ofensiva judicial para parar los pies al jefe de LaLiga, que respondió acatando, pero avisando de que, molesto, acreditará (en sede judicial) que el canterano no cabe en la competición de la que se ha hecho amo. Por lo menos, no con el ‘6’ a la espalda. 

Mientras, la Premier sigue derrochando millones y millones y más millones en futbolistas correctos que, hace cinco años, no habrían valido ni un cuarto de su precio actual. Seguramente ahora tampoco valen lo que se ha pagado por ellos, pero ¿¡qué más da!? Aquí hay pasta para rebentar y la inflación es lo que siente uno cuando sale del pub tras zamparse un ‘irish stew’ regado con tres buenas pintas.

Paralelamente, la Audiencia Provincial de Madrid le dice a la UEFA que ni se le ocurra sancionar a Barça y Real Madrid, que lo suyo es un monopolio y que ojito con pasarse ni un pueblo con los grandes de LaLiga, cuyo presidente sí puede pasarse con ellos porque, además, quienes le votan parecen aplaudir con las orejas pese a que muchos de ellos no tienen un duro.

Y no lo tienen tras haber firmado con CVC, que era un grupo de inversión que vino a acabar con la miseria que azota la ‘pell de brau’, que diría Salvador Espriu, pero que no lo ha logrado porque los ingleses del pub se han llevado a Álex Moreno sin despeinarse y el Betis sigue ahogado en una piscina de números negativos. Como el Atlético, al que le robaron a Joao Felix y también lo está pasando mal para cuadrar los números con los que contentar a Tebas y ahuyentarse de la batalla de la Superliga, que también se libra en Europa a través del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

Florentino Pérez observa desde su torre de marfil blanco las idas y venidas de todos los actores que participan en un circo del que también es protagonista, aunque no lo parezca o haga todo lo posible para que no lo parezca.

Laporta pidió al socio permiso para, pese a arrastrar una deuda ingente, endeudarse con 1.500 millones más al tiempo que vendía activos que el club aún no ha cobrado. Todo ello para presentar a una empresa que remodelará el Camp Nou en tiempo récord y precio de mercadillo. En este caso turco, que es de donde viene la constructora que, a lo largo de su existencia, solo ha levantado un estadio.

Bienvenidos al fabuloso (y majara) mundo de un deporte que se llamaba fútbol.