Dembélé salva a un Barça que roza el ridículo

Dembélé

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Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El Barça estaba avisado. Doblemente alertado. Por sus propios antecedentes históricos (Figueres, Novelda y Gramanet). Pero, sobre todo, por la bochornosa eliminación del Madrid ante el Alcoyano solo 24 horas antes. Esta Copa, ya lo dije, es una Copa con trampa. El duelo ante el Cornellà llegaba solo cuatro días después de la derrota ante el Athletic en la prórroga de la final de la Supercopa de España. Se disputaba en un campo de césped artificial (“Jugar en césped artificial para mi no es fútbol”, advertía Koeman en la rueda de prensa previa al encuentro). Ante un rival de Segunda B. Sin Messi, sancionado. Y con muchos suplentes y jugadores del filial. Un cóctel perfecto para sufrir el mismo varapalo humillante que el conjunto de Zidane. No había pues, excusa, para no salir con la máxima concentración e intensidad. El objetivo era evitar un ridículo KO que hubiera supuesto perder dos títulos en menos de una semana. Un lujo que el nuevo proyecto de Koeman no se podía permitir.

El técnico holandés revolucionó el equipo para dar una oportunidad a los poco habituales Neto, Junior, Pjanic, Riqui Puig, Trincao y Braithwaite. E hizo debutar al joven Ilaix Moriba, que acaba de cumplir 18 años. Y si con los titulares el juego del Barça ya deja mucho que desear, con los suplentes pues fue mucho peor. Esta Barça tiene lo que tiene y da para lo que da. La dependencia de jugadores como De Jong, Pedri y Messi es tan evidente como dramática. Encima, Pjanic y Dembélé se permitieron el lujo de fallar dos penaltis convirtiendo a Ramón Juan, el portero del Cornellà, en el héroe del partido y obligando al equipo a jugar su tercera prórroga en una semana. Demoledor. El gol del propio Dembélé en el minuto 91 sirvió para evitar un ridículo como el del Madrid, pero la sensación de desasosiego no se borra ni con la clasificación para los octavos de final. A Koeman le queda mucho trabajo por hacer. Si el objetivo de esta temporada es ganar algún título. Que cada vez lo dudo más.