Dembélé y la mejora del contexto

Dembélé e Iniesta durante un entrenamiento del FC Barcelona

Dembélé e Iniesta durante un entrenamiento del FC Barcelona / @andresiniesta8

Jordi Costa

Jordi Costa

Es obvio que a Dembélé no le ha hecho ninguna gracia perderse los cuatro primeros meses de temporada, y que tampoco se la hizo al club perder por tan largo periodo al que llegó como el fichaje más caro de la historia de la entidad para intentar aplacar los daños deportivos y morales sufridos por la huida de Neymar. Pero no es menos cierto que incluso las peores noticias tienen una vertiente positiva, y el alta médica que recibió ayer el extremo francés llega en un momento idóneo en el sentido que no tendrá la presión brutal de cuando debutó en septiembre.

Las enormes cualidades futbolísticas de Dembélé serán de gran ayuda a un equipo que no va sobrado de talento, ni recursos ofensivos. Dice Valverde que le ve en varias posiciones: se supone que completando en un costado la línea de cuatro centrocampistas o bien como el extremo puro que le permita recuperar, en cualquiera de las dos bandas, el sistema asimétrico de inicio de temporada. Pero hoy ya nadie espera con impaciencia que un chico de 20 años rescate al Barça, porque sin él se ha labrado una situación de mucha tranquilidad y pocas urgencias.

Por otra parte, y aunque cueste de creer en un futbolista que ha costado 150 millones, Dembélé deberá ganarse la titularidad ante un bloque que parece consolidado, sin delanteros en las bandas y con Paulinho como cuarto centrocampista, sin brillo pero eficaz a más no poder. Cuando lleguen los partidos gordos, y me imagino por ejemplo el del 20 de febrero en Stamford Bridge, dependerá de la evolución que haya seguido Dembélé -que en el Barça empieza prácticamente de cero- y de las preferencias de Valverde para determinar si en un once de mucho cemento como el actual habrá también espacio para la seda. A día de hoy, parece lógico pensar que el técnico dé prioridad a la receta que le ha llevado a la estabilidad, pero es justo reconocerle al Txingurri la cintura y la meritocracia para adaptarse a cada situación.

A pesar de que los esfuerzos del club y la atención del aficionado están puestas otra vez en Coutinho, un futbolista que le vendría de perlas a un equipo escaso de creatividad, cuesta imaginar por qué el Liverpool debería cambiar ahora la posición tajante que mantuvo en verano. A la espera de cómo se resuelva el segundo capítulo del culebrón, el refuerzo que ya es real es el de Dembélé. El talento y las circunstancias juegan a su favor para mejorar al equipo en la parte decisiva de la temporada. Y sin otro desembolso prohibitivo.