Dembélé, Coutinho y la incógnita del centro del campo

Valverde durante la presentación del equipo

Valverde durante la presentación del equipo / JAVI FERRÁNDIZ

Jordi Costa

Jordi Costa

La Supercopa confirmó que el Barça sigue siendo competitivo incluso estando más corto de rodaje que el rival y alimentó la esperanza de que Dembélé pueda ser importante si cuenta con confianza y continuidad. Y esto último es, hoy por hoy, difícil de asegurar, no sólo porque el club haya hecho movimientos durante el verano para buscarle una salida económicamente viable sino porque no depende exclusivamente de su rendimiento.

Es cierto que el 4-3-3 que está ensayando Valverde, y que vimos en contadas ocasiones el curso pasado, favorece las opciones de un extremo puro como Dembélé; pero tan cierto como que en el equipo inicial de la Supercopa faltaba Coutinho. El rol que vaya a tener el brasileño se intuye clave para la suerte de Dembélé.

Cuando Coutinho entró en la segunda parte de Tánger, Valverde apostó por situar al brasileño en la antigua posición de Iniesta, en la cual su encaje sigue generando más dudas que certezas. Coutinho confirmó en el Mundial que lo suyo es la definición, que su transcendencia reside más en el remate cuando se acerca al área rival que en la gestación en la zona ancha. Y, casualidad o no, el Barça desencalló el partido justo cuando Valverde ordenó un 4-2-3-1 con Dembélé y Coutinho en los extremos y Messi por detrás de Suárez. Sin embargo, ayer frente a Boca el brasileño actuó de nuevo como interior, más cerca de Messi pero sin llegar a brillar. En consecuencia, tendría sentido que, si Valverde abraza el 4–3-3 como fórmula habitual, ubique a Coutinho en un rol más parecido al de Neymar como tercer delantero que como interior.

De resolver esta incógnita también depende la configuración del centro del campo. Busquets y Rakitic son indiscutibles, y las posibilidades de que Arthur, la mejor noticia de la pretemporada, tenga continuidad pasan porque Coutinho adopte el citado rol de tercer delantero. En caso contrario, si Valverde vuelve al 4-4-2, o incluso a un 4-2-3-1, el ex de Gremio lo tendrá complicado y subirán las acciones de un Arturo Vidal para quien resulta difícil hacerse una idea de qué papel y qué protagonismo tendrá en los esquemas blaugranas. En ausencia de Iniesta, cuesta afirmar que la plantilla del Barça sea mejor que la del curso pasado, pero sí se puede decir sin dudas que es más versátil. Si Valverde confirma el atrevimiento táctico mostrado en la Supercopa y el Gamper, no será garantía para la temporada histórica que intuye Bartomeu pero sí que nos divertiremos más que la temporada pasada.