Delanteros o centrocampistas

Rakitic y Dembélé siguen en el Barça

Rakitic y Dembélé siguen en el Barça / JAVI FERRANDIZ

Xavi Torres

Xavi Torres

El barcelonismo anda revuelto tras el lamentable espectáculo de su equipo, el sábado pasado, en Los Cármenes. No hay duda de que Messi todavía no está en forma y que algunos de sus compañeros tampoco han alcanzado sus mejores versiones. Cuando aparezcan, el rendimiento colectivo mejorará. Es verdad que estamos en septiembre y que las pretemporadas modernas dificultan la puesta a punto pero también habrá que coincidir en que hay detalles preocupantes que apuntan al final de una época. Aceptado como normal -¡socorro!- que el equipo juegue mal porque lo que importa es ganar, se han dado por sabidas tantas cuestiones que han acabado olvidándose que hoy, mirar al Barça, ya no es lo mismo. Tocaría tomar decisiones pero el club parece confiado en que el paraguas de Messi se abra de nuevo para volver a cubrir el chaparrón. 

El inicio de la sesión ha traído al aficionado la alegría de conocer a Ansu Fati. Sin embargo, parece surrealista esperar que la solución a los problemas del Barça pase por las prestaciones del adolescente azulgrana. Sería más coherente pensar en comportamientos colectivos. Vamos a ello. Del último partido nos quedamos con la resurrección del 1-4-2-3-1. Valverde, presionado por el resultado, decidió jugar la segunda parte con cuatro delanteros: Griezmann, por la derecha; Fati, por la izquierda; Suárez, de delantero centro; y Messi, liberado, por detrás de todos ellos. ¿Objetivo? Cerrar al Granada en su área y dotar de pólvora al equipo para remontar el marcador adverso.

Lo que sucedió fue que la suma de delanteros trajo consigo otra acumulación, todavía mayor, de defensas. Y ante la ausencia de espacios para atacar, la precisión en el pase y la delicadeza en las combinaciones se hacen imprescindibles. Sin embargo, el perfil de los futbolistas que el Barcelona tenía sobre el terreno de juego no concedía al equipo oportunidades para crear peligro. El Granada apenas sufrió. De hecho, todavía amplió el marcador.

Hace tiempo que el Barcelona sabe que su éxito no depende del número de atacantes sino del control del juego que hacen sus centrocampistas. Da igual que el dibujo sea el citado 1-4-2-3-1 o el habitual 1-4-3-3. Lo que importa es el concepto de juego que decides aplicar, los futbolistas elegidos para ello y, por supuesto, la actitud. Para sentirse cómodo, el Barcelona debe tener el control del balón y exhibir un juego de posición que permita la velocidad necesaria para superar la ausencia de espacios y, a la vez, recuperar el balón inmediatamente tras la pérdida. Lo contrario convierte la posesión en estéril y la espalda de la defensa azulgrana, en un gran tesoro para los rivales. El Barça debe regresar a los orígenes para volver a ser reconocible. De lo contrario…