Un delantero como Luuk de Jong

Luuk de Jong celebra el tanto de la victoria contra el Levante

Luuk de Jong celebra el tanto de la victoria contra el Levante / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Pocos futbolistas que no hayan sido superestrellas han conseguido bautizar con su nombre un rol o un estilo de juego. En el Barça hubo uno que personificó la función del delantero barato (llegó libre), suplente y rematador efectivo, especialista en desatacar los partidos que se ponían difíciles, principalmente en los últimos minutos. Se llamaba, se llama, Henrik Larsson y sus dos temporadas en el Barça dejaron una impronta sorprendente en un jugador de segundo nivel.

Por eso nos hemos pasado diecisiete años buscando al nuevo Larsson. No ha habido manera. Pero ahora resulta que ha aparecido Luuk de Jong, el jugador más injustamente tratado por una gran parte del barcelonismo, que le ha afeado sus formas, su estilo de juego, su falta de eso que llamamos ADN Barça y que no siempre utilizamos para bien.

UN ESPECIALISTA

Es cierto que Luuk no es un delantero de primer nivel y exquisita técnica, es un ariete rompedor, excelente rematador de cabeza, un oportunista que encaja más en un equipo que se dedique a colgar balones al área rival que en uno que practique un estilo asociativo. Para una parte del entorno, su estilo no entra en el ideario del club. Y sin embargo, nos hemos pasado más de quince años buscando a un especialista como él. Una paradoja, pero está claro que los fundamentalismos no son buenos. No todo es blanco o negro. Xavi, que es más listo que fundamentalista, lo tiene claro. Luuk es un futbolista que si lo tienes, hay que utilizarlo exactamente para lo que sirve y para lo que le necesitas. La pregunta es si el Barça ha de tener a un delantero como Luuk en su plantilla.

Yo creo que un tío que mete los goles que, en situaciones límites, otros más finos no saben meter, es una alternativa que no se puede despreciar. Con este tipo de delanteros ocurre que cuando los tienes no se les valora y cuando se van se les echa de menos, como a Larsson. Nunca serán el primer ni el segundo delantero centro del Barça, pero ¿porqué no el tercero en un fútbol que ahora, con cinco cambios, da mucho más juego a los entrenadores?

La clave: a este tipo de jugadores, cuando los tienes no se les valora y cuando se van se les echa de menos.