Dejen de hacer demagogía, por favor

Riqui Puig interesa a los clubes e la Premier League

Riqui Puig interesa a los clubes e la Premier League / Valentí Enrich

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Así que Solari  se cargó el partido desde el primer minuto al despreciar desde el inicio a Carvajal, Ramos, Varane, Modric, Kroos, Bale y hasta de Luscas Vázquez. Hasta siete titulares. Se pegó un tiro en las dos piernas. ¿En qué pensaba Solari? ¿Qué se puede ganar a un rival de Champions con el Castilla? Investido por los cortesanos de la Casa Blanca como el gran renovador, el nuevo inventor de la cantera, se atrevió a jugar con el petardo Vallejo, con un nervioso Odriozola, un despistado Javi Sánchez, un caótico Fede Valverde, un pesado Marcos Llorente y un verde que te quiero verde de Vinicius, que no le llega ni al tacón a Robinho. Un disparate…”

La entrada de jóvenes valores. Así estaba la prensa capitalina el día después de que el interino entrenador del Real Madrid decidiera, en partido de Champions, donde ya no se jugaba nada, nada, nada, dar entrada a los jóvenes valores del conjunto blanco y dotar a su once de un aire más juvenil y canterano. Cuando se produjo el 0-3, muchas de las voces (no señalo al autor de estos dos párrafos, no) que le habían recomendado echar mano de los jóvenes, le cayeron encima con las diez, o doce, o trece, plagas de Egipto.

Cuando tú eres entrenador de un equipo tan bestia como el Real Madrid, o como el Barça, o, miren por dónde, el mismísimo y admirado Manchester City (el joven Phil Foden, de 18 años, dicen que la octava maravilla del mundo, ha jugado, con Pep Guardiola, 93 minutos en la Premier League de los 1.530 disputados hasta ahora), solo te piden ganar, tu exigencia es ganar y el puesto de trabajo es el tuyo, no el del periodista, ni comentarista, ni crítico. Eres tú quien se pone en peligro y a quien piden cuentas.

Las cuentas se las piden al banquillo. El periodista puede tener sus creencias e, incluso, tesis doctorales sobre lo que debe hacer el entrenador del ‘mes que un club’, el técnico que, dicen, debe arriesgarse con los chicos de La Masia pero, luego, las cuentas se las piden al del banquillo, no a ti.

De ahí que ayer, como era de esperar, después de que Riqui Puig regresase donde debía, es decir, al Barça B, con los jugadores que se están cociendo a fuego lento (generación a años luz de los Xavi, Busquets, Piqué, Pedrito, Iniesta y Messi con la que crecieron todos los que ahora exigen que los niños den el salto ¡ya! al Camp Nou), Valverde estallara al pedir a los informadores presentes en la sala de prensa de la ‘Joan Gamper’ que, por favor, dejasen de hacer demagogia con los chavales, con los jóvenes, con la cantera, con La Masia.  (Demagogia: práctica política consistente en ganar con halagos el favor popular).

No tiene sentido alguno que el Barça (y, cuando digo el Barça, no me refiero a Ernesto Valverde, sino a todo el cuadro técnico, compuesto por decenas de personas) decidan alquilarle su cuarto central al Valencia si piensan que en el B hay uno que les puede servir. Insisto, parece evidente, cristalino, transparente, que lo que hay en el B no tiene nada que ver con el sueño de todos esos críticos que destrozan ahora a Pep Segura, Eric Abidal y, sí, al ‘Txingurri’, por contratar a Murillo.

Un filial que no es lider en Segunda B. Por si todos ellos lo olvidan (y eso que muchos siguen al equipo filial, semana a semana), ese fantástico B, integrado por jugadores que merecen ¡ya! dar el salto al Camp Nou, no es líder del Grupo 3 de la Segunda División B. Ni segundo. Ni tercero. Ni cuarto. Es quinto a seis puntos del Lleida. Así que algo no tendrá el agua cuando no la bendicen.

Sé que el siguiente grito será “¿no valen ni para ser el cuarto central del Barça?” Como muy bien contó ayer Valverde, ya visiblemente enfadado por la historia (que jamás acabará y él lo sabe), estamos hablando del tercer central, es decir, de un más que titular, pues nada se sabe de Umtiti y veremos si Vermaelen vuelve a finales de enero. Y, como comprenderán, a Valverde no le gustaría, por más héroe que se sienta, leer algún párrafo como el del inicio de este texto.

Esa tesis, también expresada por los gurús de casa, de que la cantera triunfa cuando se confía en ella y hay un entrenador atrevido que los pone, funciona, lo siento, cuando estamos hablando de jugadores que ya son algo más que promesas, pero no con muchachos que, de momento, como parece ocurrir en el filial actual blaugrana, pintan bien pero…les falta, sí, un punto de cocción, de hervor. ¿Dónde? ¿Cómo?, también lo explicó ayer Valverde: “Su espacio es el B, ahí tienen que jugar, brillar, ganar, demostrar que valen, ascender. Nosotros los miramos y analizamos cada día, ¡cada día!”