Una defensa fuerte no va contra el ADN

Ter Stegen celebró su grandísima temporada liguera

Ter Stegen celebró su grandísima temporada liguera / David Ramírez

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

LaLiga nos ha dejado una serie de registros que obligan a la reflexión. El Barça ha sido campeón con una solvencia total, con diez puntos sobre el Madrid y once sobre el Atlético. Y, sin embargo, ha sido, con 70 goles, el Barça campeón menos goleador desde la temporada 1984-85, con Venables en el banquillo, en la que anotó 69, pero, ¡atención!, en un campeonato de dieciocho equipos y cuatro partidos menos. En contrapartida, ha sido el Barça campeón menos goleado de toda la historia de la Liga, con 20 tantos.

El dato es tan extraordinario que no deja lugar a ninguna duda: la seguridad defensiva es clave para el éxito. Lo digo, porque esta temporada nos hemos cansado de escuchar lamentos sobre la manera de ganar del Barça. Que si tantísimos triunfos por 1-0, que si nos aburrimos viéndole jugar, que si ha traicionado el ADN… No, no y mil veces no. Cada época tiene sus circuntancias, sus jugadores y sus condiciones. Y este año, para levantar un nuevo equipo campeón sin los cracks del pasado que marcaban el estilo, se necesitaba exactamente eso: solvencia, seguridad defensiva, presión y esfuerzo colectivo.

Unos datos más: el Madrid ha marcado cinco goles más que el Barça pero ha encajado dieciséis más. Y eso son diez puntos de diferencia. Y el Espanyol se ha ido a segunda marcando un gol más que la Real, que se ha clasificado para la Champions, pero le han metido 69. Quiero decir que hay que poner las cosas en su contexto. El camino más rápido para construir un equipo competitivo es dotarle de un sistema defensivo fuerte.

Este ha sido el éxito de Xavi, más aún por haberlo conseguido sin renunciar, en la medida de lo posible, al estilo de la casa, que, no lo olvidemos, se lo dan los jugadores y sus características y no es lo mismo tener a Busquets, Xavi, Iniesta y Messi en su plenitud, que a Busquets y Lewandowski con 34 años y dos jóvenes como Pedri y Gavi muy buenos, pero muy jóvenes. Es lo que tocaba este año y esto no significa traicionar el ADN. Al contrario, es poner los cimientos para evolucionar hacia un nuevo equipo todavía más ganador. En esas estamos.