Opinión

La receta 'cruyffista' de Deco: menos es más

Flick, Deco y Laporta posan con la Supercopa

Flick, Deco y Laporta posan con la Supercopa / FCB

En el fútbol está todo inventado. Este tópico circula desde hace décadas, pero es más fácil recitarlo que aplicarlo. Cuando uno llega a un sitio de trabajo nuevo, las ganas de justificar la incorporación pueden volverse en contra si no se controla el ansia de protagonismo. Son habituales las prisas para tomar muchas y drásticas decisiones. Estas hacen más ruido que la calma y tienen como objetivo el crear una obra de autor.

Como todos los directores deportivos, imagino que Deco también querrá construir la suya. El elegido por el luso-brasileño es, sin embargo, un camino opuesto. Para Johan Cruyff, jugar sencillo era lo menos sencillo. Y es en dicha premisa donde reside buena parte del éxito del ejecutivo. De buscar su lucidez, Deco habría hecho reformas en el piso, habría pintado las paredes de otro color y había jubilado todos los muebles. Una revolución, vaya. Pero nada más lejos de lo contrario. El exjugador ha mantenido el mobiliario y se ha dedicado a fortalecer los cimientos de la vivienda, yendo más allá del corto plazo.

“Normal. ¿Sin ‘fair play’ qué querías que hiciera?”, podría pensar alguno. Precisamente era la escasez de margen de maniobra lo que ejercía de tentación para el director deportivo. Vender -seguramente por debajo del precio de mercado- a una o varias piezas estructurales habría permitido un desfile de caras nuevas. Y, con ellas, habría subido como la espuma la popularidad del director deportivo.

Como un ‘broker’ con sangre fría, Deco se negó a hacer caja a través de rebajas e hizo oídos sordos cuando grandes clubes intentaron pescar en río revuelto. Un año después, algunos de esos jugadores ya vuelven a valer el doble que el pasado verano. Mucho se decía que al Barça no le quedaba otra que vender. Pero de ‘vacas sagradas’ no se ha ido ninguna.

Deco, director deportivo del FC Barcelona, antes de la entrevista con SPORT

Deco, director deportivo del FC Barcelona, antes de la entrevista con SPORT / Valentí Enrich

Una plantilla rejuvenecida y con mayor valor de mercado

Lo que sí estaba en manos del ejecutivo era garantizar el futuro de la plantilla. Y, a falta de la renovación de Lamine -el propio jugador ha reiterado que ampliará-, todas las piezas estructurales están atadas: Cubarsí, Balde, Pedri, Bernal, Casadó, Gavi, Fermín… A Deco se le criticó por prescindir de Sergi Roberto y Gündogan, pero pocos recuerdan que con la ficha de ambos, sobre todo del alemán, se pudo hacer un, el esfuerzo para renovar a los jóvenes y fichar a Olmo, en plena madurez con 27 años -Ilkay tiene ya 34-.

Escuchando la opinión del entrenador, el director deportivo renunció tras la gira de Estados Unidos a un pivote defensivo, pues Hansi Flick consideró que no le hacía falta. Tras la renovación de Araujo, Deco frenó el fichaje de Tah al entender que dejaba de tener sentido por planificación de plantilla. Y teniendo en cuenta la progresión de Jofre Torrents, difícilmente invertirá una cantidad significativa de dinero en un lateral izquierdo. Por más ganas que tenga el director deportivo de reforzar la plantilla con jugadores de su agrado, su sentido común ha prevalecido. Deco no ficha por fichar y eso indica que piensa en el Barça más que en colgarse medallas.

Y todo esto sin olvidar que fue su luz verde la que permitió el fichaje de Flick. Al luso-brasileño le seducía también la opción de Rafa Márquez, pero tras escuchar a Hansi y conocer de primera mano su motivación y filosofía, el ejecutivo culé no dudó en apostar por el actual técnico azulgrana. El Barça ha ganado en el campo pero también en los despachos. La plantilla es hoy más joven, tiene más valor de mercado y sus ‘cracks’ se han revalorizado. Deco ha demostrado que sin caer en la política de intercambio compulsivo de cromos también se puede alcanzar el éxito. Más caras nuevas no siempre significan más opciones de títulos. Un acurado diagnóstico cuando los resultados no llegan, sí.

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