La decisión de Leo Messi

Messi y Di María, en la celebración del Mundial

Messi y Di María, en la celebración del Mundial / EFE

Alfredo Martínez

Alfredo Martínez

Con 35 años ganas el título más importante del mundo con tu país, te acabas de coronar como el mejor jugador del torneo y, casi por unanimidad, el mejor jugador de todos los tiempos. Es el broche de oro a una carrera absolutamente inmejorable. Ha ganado todos los títulos imaginables y de más calidad tanto a nivel de clubes como con su selección ( Copa América, JJ.OO. y Mundial), terminas contrato en unos meses y eres muy libre de decidir tu futuro.

¿Qué harías si fueras Leo Messi, una leyenda viva que tiene colmados todos sus sueños? Seguro que no debe ser fácil tomar una de las decisiones más importantes en lo que le pueda quedar de carrera deportiva que, convengamos, a su edad y por desgracia, ya no es tanto tiempo.

Lo más descabellado pero romántico sería retirarse ya, en la cima. Colgar las botas en la cresta de la ola y con la impresión de que su recuerdo será imborrable e insuperable. El mejor recuerdo, y último, de Messi sería besando la Copa del Mundo. Ya lo tiene todo conseguido. No necesita demostrar nada más a nadie. Viendo el crepúsculo de Cristiano Ronaldo podría pensar que no quiere eso para él. Hay que saber retirarse a tiempo.

Sin embargo, lo más factible ahora mismo, y que tiene todos los visos de confirmarse, será renovar con el PSG. Tiene un contrato opcional por ambas partes que les permite, si ambas están de acuerdo, renovar automáticamente los dos primeros años que formó en el conjunto parisino. Allí tiene un equipo muy competitivo y con opciones de lograr esa nueva Champions que aún anhela desde hace ya demasiados años. Allí está su amigo Neymar y cuenta con el respaldo económico para reforzarse en caso de ser necesario.

Más difícil se antoja la opción Barcelona: el regreso a la que siempre será su casa. Le repudiaron y, sin saber aún por qué, le echaron en brazos de un encarnizado rival, el PSG, casi sin tiempo de comenzar la temporada. Desde entonces, y por más muestras de cariño de la afición barcelonista, no se ha producido ni el más mínimo gesto de acercamiento por parte del presidente Laporta de tender puentes para su regreso.

Ni una llamada, ni un interés fehaciente. Aunque Laporta desearía lograrlo, parece imposible su regreso. Pese a que el dinero no sería lo más importante, la economía del Barcelona difícilmente podría acometer su regreso con la masa salarial actual. Olvidémoslo. Seamos realistas y no inflemos el globo. Es casi imposible.

Y luego queda la que sería la cuarta vía: probar la aventura americana y marchar como gran reclamo de la incipiente MLS. Ir al Inter de Miami, sobre todo rodeado de amigos que parece que van a ir recalando allí en los próximos meses. Pero, viendo el nivel exhibido por Messi en este Mundial en el que se ha erigido en el mejor jugador del mundo en el torneo.

¿Se imaginan a Messi jugando al ritmo y al nivel de la actual Liga americana? Yo no. Dejémosle que decida y disfrute. Nos ha hecho disfrutar tanto que es lo mínimo que podemos aceptar. Todos los caminos conducen a París.