El dardo y la escenificación

Valverde respondió a Cristiano Ronaldo

Valverde respondió a Cristiano Ronaldo / EFE

Jordi Costa

Jordi Costa

Una de las cualidades que más destaca en Valverde, y que ha ido confirmando a cada segundo de su etapa en can Barça, es que es un entrenador diplomático, enemigo absoluto de los incendios, por lo menos cuando toma la palabra en la sala de prensa. Lo que se conoce como un hombre de club. Raramente levanta la voz, lo cual, por supuesto, no significa que no se dé cuenta de lo que pasa a su alrededor. Es por eso que, cuando deja una frase contundente, todo el mundo se pone firmes.

Si a finales de agosto soltó aquella petición de tener una plantilla a la altura de las exigencias, el sábado salió al paso de las noticias que sitúan a Mascherano en China a partir de enero recordando que el mercado de invierno -y el de verano- han de servir para reforzar la plantilla, no para debilitarla. Y es que el Txingurri empezó la temporada con peor elenco de futbolistas que el que tenía el día que firmó, y ahora se teme que el 31 de enero, cuando cierre la ventana invernal de fichajes, le vuelva a pasar lo mismo. Para evitarlo, dardo y respuesta inmediata de la entidad escenificando el mensaje recibido: el portavoz de la directiva asegura que ningún interés personal -el de Mascherano, en este caso- pasará por delante de las necesidades del equipo.

La cuestión no es tanto si el Jefecito se queda o se va, que se irá, si no que su sustituto no debilite todavía más una posición que sobrevive a la lesión de Umtiti porque Vermaelen ha resistido cinco partidos sin tener ningún contratiempo físico. Pero el principal candidato para sustituir a Mascherano, el colombiano Yerry Mina, es tan incógnita que el propio Valverde lo rechazó en verano. 

Sin embargo, cuando el presidente Bartomeu dijo semanas atrás que haría falta algún refuerzo invernal para ser competitivos en todos los frentes, no se estaba refiriendo a cambiar un central suplente por otro. Es probable que a Valverde le convenzan de cambiar a Mascherano por Yerry Mina, pero no creo que vuelva a tragar sin refuerzos en la parte ofensiva. Prueba de la falta de talento es que Paulinho se ha convertido ya en un habitual del once barcelonista y que Alcácer aparece como único recurso cuando los partidos se atascan. Porque, a la espera del regreso de Dembélé, lo que un día bautizamos precipitadamente como messidependencia se ha hecho realidad, hasta el punto que es una messipatía. O Messi se inventa algo, o nada. E imagino que Valverde es el primero en darse cuenta. El aviso para navegantes está lanzado.

El Chelsea, todavía más duro de lo que parece

Si uno mira la clasificación de la Premier y ve al Chelsea a 14 puntos del City, podría llevarse la impresión precipitada que el Barça es claro favorito. Para mi parte con ventaja, pero me temo que será uno de aquellos duelos de pocos goles que tanto cuestan al equipo blaugrana.

El Chelsea es potentísimo físicamente. Comenzando por una defensa de tres centrales muy al estilo inglés -aunque sólo Cahill lo sea- y continuando por un doble pivote -Kanté y Bakayoko- que son músculo y agresividad puros. Justo en la zona de influencia de Messi, algo inquietante teniendo en cuenta las virtudes ofensivas del Barça actual. En mi opinión, la suerte de la eliminatoria reside en la capacidad del 10 blaugrana de encontrar espacio vital.

En cambio, a pesar del talento natural de Hazard, sin duda el futbolista más desequilibrante de los blues, añadido a la capacidad de Cesc Fábregas en el último pase, de las embestidas de Moses y Marcos Alonso por las bandas, y de la fiabilidad rematadora de Morata, el Chelsea no es un equipo extraordinario en fase ofensiva. Es más: a jugadores hasta hace poco titulares como Willian y Pedro cada vez les cuesta más hacerse sitio en un equipo pensado para ser sólido. De ahí el peligro: que la eliminatoria no se convierta en un duelo sobre quién defiende mejor. Ahí, no estoy seguro de que el Barça sea superior.