Cultura Chelsea

El Chelsea se protege en las grandes citas

El Chelsea se protege en las grandes citas / AFP

Xavi Torres

Xavi Torres

El balón te enseña cada día a no despreciarlo nunca, incluso durante los días en que se exhibe lleno de barro o aquellos en que apenas se relaciona con el césped. Aun así, el fútbol te demuestra que los planes bien realizados te pueden acercar al éxito. Con el balón sucio y con el aéreo. El Eibar fue un ejemplo el sábado y veremos si el Chelsea, hoy, también. 

La historia muestra a los grandes equipos con el orgullo del que se siente ganador por superior. Ahí están las leyendas del Real Madrid, Ajax, Liverpool, Bayern, Manchester United, Juventus, Milan… y, por supuesto, la del Barcelona. Todos ellos –y algunos más-, con sus matices, siempre jugaron con vocación ofensiva para, además de ganar, mandar. Y por lo que se refiere a sus aficionados, el orgullo de sentirse miembro de un proyecto. Si nos damos una vuelta por la Liga de Campeones actual encontraremos estos signos de identidad en todos los grandes clubs. Incluso en los que aspiran a hacerse mayores, como el Manchester City, el PSG o el Tottenham. Bien, en todos excepto uno: el Chelsea. 

Porque no hay duda de que el club de Abramovich también es una de las potencias europeas. Sin embargo, se hizo mayor con José Mourinho en el banquillo tras los éxitos de las temporadas 2004-05 y 2005-06 -con dos Ligas incluidas-, hecho que transformó la visión del aficionado hasta aceptar como propio el modelo de juego del técnico portugués. Lógico, en las circunstancias de un club pequeño con sueños de grandeza. Hoy, con Antonio Conte, la vida sigue por los mismos derroteros. Porque, además, el año pasado también ganaron la Premier con el técnico italiano.

¿En qué se traduce esto? En que a pesar de mantener sus sueños húmedos y codearse con los grandes clubes de Europa renuncian con extraordinaria naturalidad a las señales de identidad más habituales de las potencias. Al Chelsea no le duele la barriga jugar con tres centrales, con cinco defensas, con dos medio centros tapón y con un único delantero. Ni acumular mucha gente en defensa para eliminar los espacios cerca de Courtois y salir a la contra de manera controlada, no vaya a ser que en el intento se desorganice el sistema defensivo. Ni jugar un balón desde atrás para no provocar un robo peligroso. Y presión, presión y presión. Eso sí, con futbolistas muy buenos. Y muy físicos. Y muy dotados para lo que se pretende. Y, eso, sí, Eden Hazard, un fenómeno. 

Y este es el equipo con el que jugará hoy el Barcelona en Stamford Bridge. Masticó arena en Eibar y le tocará masticar arena en Londres. Y el equipo de Valverde hará muy bien en no menospreciar ni el balón sucio ni el aéreo. 

Los 24 de Ter Stegen

Nos informa el extraordinario Carles Domènech (La TDP, de Catalunya Ràdio) que el portero del Barcelona jugó el sábado, ante el Eibar, 24 balones en largo cuando su media en lo que va de temporada es de apenas 5. El valiente planteamiento de José Luis Mendilibar llevó a los azulgranas a esta situación anómala por poco habitual. No es que sea un problema para Ter Stegen porque tener mejor pie que muchos futbolistas de campo te permite disfrutar del juego sin hacer paradas con las manos. Sin embargo, la puesta en escena del Barcelona en Ipurua plantea una duda que no va a resolver esta tribuna sino cada uno de ustedes en su intimidad: ¿a qué obedece verse dominado durante tanto tiempo por el Eibar, ante once jugadores pero también ante diez -tras la expulsión de Orellana-? Uno, a la nueva versión del Barça de Valverde, contundente en las áreas, capaz de mutar como un camaleón y adaptarse a todo tipo de situaciones futbolísticas sin perder la competitividad, sin encajar goles y superando rivales, victoria tras victoria, sin pretender exhibir ninguna estética en su juego; dos, se trata de la evolución/involución del método que convertía al Barça en un equipo dominador sin condiciones y que ahora acepta compartir la posesión del balón y la ejecución del contrataque de una manera muy natural; o tres, simplemente el equipo no está fino. Ustedes dirán.