El culo de Jorge Lorenzo

Lorenzo, en acción a los mandos de su Honda

Lorenzo, en acción a los mandos de su Honda / EFE

Josep Lluís Merlos

Josep Lluís Merlos

No se pierdan la magnífica iniciativa #Repsol50aniversario que podemos ver en el

Passeig de Gràcia, una de las calles más bonitas de esa ciudad que a partir de hoy

acelerará su proceso de degradación. ¡Qué digo de la ciudad¡ Del país, de Europa,

del mundo.

Un viaje a través de cinco décadas de historia, de la del motor pero también de la

nuestra, con algunos de los vehículos más emblemáticos patrocinados por la

compañía energética española luciendo en los lugares más icónicos de esta arteria

urbana convertida en un parque temático para chinos y rusos, convencidos que La

Pedrera es de cartón-piedra y que la Casa Batlló pertenece a Disney.

Viendo la Derbi de Angel Nieto del 71, me pareció fascinante que el 12+1 pudiera

sentirse cómodo metido en aquel estrecho asiento embutido en tan minúsculo

colín, sobre todo en contraste con la enorme poltrona que tenía la Honda NSR500

del 97 de Mick Doohan. Y no pude no pensar en Jorge Lorenzo y sus cuitas con su

moto, cuyo asiento, al parecer, no acaba de convencerle.

Siempre se ha dicho que en esto del deporte, el que sea, la cabeza, la mente, juega

un papel fundamental, incluso en el mundo del motor, donde lo mecánico es

trascendental.

A lo largo del tiempo he conocido infinidad de casos de técnicos que han engañado

a sus pilotos, convenciéndoles de haber introducido determinados cambios

(inexistentes) en sus motos, por absurdas que hayan sido sus peticiones, y cómo,

automáticamente, los resultados han aparecido por arte de magia.

El año pasado vimos como Lorenzo fue capaz de revertir su situación en Ducati a

partir de Mugello, con la simple introducción de una espuma sobre el depósito de

su moto.

No soy nadie para cuestionar las necesidades de todo un pentacampeón mundial, a

quien admiro profundamente. Pero: ojalá que su reciente viaje a Japón, al sancta

sanctorum de Honda, de pronto sus frutos. Lo necesita, y urgentemente.

Ojalá que sea aquí, en Catalunya –donde el mallorquín ha ganado ¡seis veces (5 en MotoGP)¡ 

pueda darle la vuelta a su situación. A ver si en Honda, que no saben casi

nada de qué va este negocio, por fin comprenden a tan sensible trasero.

Pero, por bien que ahora le funcione el asiento, o lo que sea que le obliga a llevar su

moto como si fuera una 250, por bien que se le de esta pista, tal vez no es el mejor

lugar para hacerlo.

Demasiados pelotas y fantasmas a su alrededor se lo podrían impedir. A Lorenzo le

sobra talento y, sobre todo, tantos “tois” –como los que rodean a Neymar-

pululando a su vera de nuevo.