Opinión

Sin culés no hay paraíso

Joan Laporta, en la Asamblea de Nike

Joan Laporta, en la Asamblea de Nike / FC Barcelona

Si tengo que serles sincero, empiezo a estar harto del ruido ensordecedor que se ha instalado alrededor de mi querido Barça y que en muchos casos ni entiendo, ni comparto.

Llevo días haciendo referencia a la imperiosa necesidad de parar en seco, bajar decibelios, atenuar el ritmo cardíaco, abandonar la “rauxa” e instalarnos de manera responsable y constructiva en el seny que, como club y como pueblo, siempre nos ha caracterizado. Lo cierto es que de un lado, ha resultado clarividente (ya les avisé de lo que preveía que podía llegar a suceder si seguíamos instalados en esa locura), y por otro, debo aceptar con humildad que, a los miles de consumidores y seguidores con los que me relaciono, mi ruego y mi consejo les ha interesado poco, y esas reflexiones han sido ignoradas tanto de forma interna, como de forma externa.

Unos nos cuentan que todo se está haciendo perfecto en fondo y forma, que somos víctimas de una conspiración, que el mal nos acecha… Pero es obvio que todo lo que está aconteciendo se podría haber evitado con una porción de prudencia, un salteado de talento y un pellizco de previsión. Por otro lado, otros, entre sombras, que tampoco nos intenten vender que estamos al borde de un abismo mortífero, de la desaparición de nuestra blaugrana especie o ante las siete plagas bíblicas que intentaron combatir Moisés o Aaron.

¿Cuál es la realidad? La verdad verdadera es que el Barça es muy grande, grandioso, y todo cuanto acontece a su alrededor, especialmente en un entrono de crisis interna que no podemos negar, se magnifica y se sobredimensiona por encima de cualquier parámetro lógico.

Desde Madrid, no solo nos han intentado (y seguirán intentando) hundir, sino que a ese ruido, también desde aquí, se han unido algunos referentes dejándose entabanar, y creando, en algunos casos sin pretenderlo, un clima irrespirable, inaguantable e inaudito que ayer se tradujo en una presidencial “Butifarra” al conocerse el final del primer round de este combate contra el mal.

Y para acabar de adobar este despropósito, aparece ayer un bobo engalanado, de un conocido partido político, a hablarnos de “amnistía” en una declaración cargada de odio e invitando implícitamente a la rebelión de los humildes contra el F.C. Barcelona.

Sr. Graciosillo, vigile usted, el Barça tiene 460 M de aficionados en el mundo, y de éstos, unos cuantos millones viven en su país. Siga diciendo idioteces y tal vez, por la falta de voto culé, usted pierda el trabajo que tan torpemente desempeña. Avisado queda.