Cuidado con el corazón y la presión de Anfield

Los aficionados ingleses no se dan por vencidos pese al contundente resultado de la ida

Shaqiri celebra un gol con el Liverpool

Shaqiri celebra un gol con el Liverpool / AFP

Pichi Alonso

Pichi Alonso

LIVERPOOL NO SE RINDE

Los aficionados ingleses no se dan por vencidos pese al contundente resultado de la ida. Apelarán a lo que es y significa Anfield: jamás se rinde y lleva en volandas a su equipo. Rememoran  la final histórica ante el Milán, con remontada tras un 3-0 adverso. Pero el Barça debe mostrar su entereza, su entidad como conjunto y a título individual. Nadie debe dudar que en la memoria de los jugadores está reciente lo acontecido en Roma apenas hace una año. Son los más conscientes de lo que pasó, de lo que pudieron hacer y no hicieron, y por nada del mundo quieren que se repita. La actitud del equipo será otra muy diferente a la mostrada ante los italianos y la búsqueda del gol estará presente, algo que no se creyó imprescindible ante la Roma.

EL SUFRIMIENTO DE LA IDA

A pesar del resultado, todo el mundo es consciente de lo que sufrió el equipo. Y la experiencia de esa ida debe ser provechosa, tanto para los futbolistas como para el cuerpo técnico del Barça. El equipo de Klopp utilizará los mismos argumentos futbolísticos que en el primer partido, y conocedor el Barça de esos recursos, deberá tomar precauciones. El Liverpool presionará alto,  será intenso y aplicará un ritmo descomunal... pero todo eso ya lo vivió en la ida el equipo de Valverde.

presión SALIDA DEL BALÓN

Esa fue el arma que más le costó superar a los azulgranas. La presión asfixiante ante la salida del balón obligó a pegar pelotazos largos a Ter Stegen buscando el pivotar de Luis Suarez con poco éxito. Hoy toca buscar otras soluciones, pues el Barça en la ida se quedó sin tener la posesión del balón al no poder sacarlo jugado. Al perder tan rápidamente el balón, la línea defensiva no abandonaba las posiciones tan retrasadas, favoreciendo el ataque continuado inglés. Además de incrustar a Busquets como tercer central en la salida, los interiores deberían alternarse para ayudar a superar la presión. Sería positivo contar con Arthur, ya que probablemente sea el que mejor se define en esas acciones. No parece que el estado de forma del brasileño y la idea de Valverde estén en esa línea.

En el caso de no tener buenas opciones de salir jugando, no estaría  mal sacar al equipo hacia el centro del campo y no permitir que el Liverpool recupere el balón deprisa y sin tiempo de salir la defensa del Barça de sus posiciones retrasadas. Al mismo tiempo, obligas al conjunto de Klopp a organizar los ataques desde su propia mitad de terreno de juego.

MINIMIZAR LA INTENSIDAD Y EL RITMO

Al Liverpool le interesa un partido con un ritmo  altísimo y con intensidad, sin pausas ni interrupciones. Por el contrario, al Barça le interesa un ritmo lento y pausado, con pocas aceleraciones y poco juego de ida y vuelta. Para evitar un ritmo de juego alto, el Barça necesitará tener el balón mucho más de lo que lo tuvo en la ida, temporizar en lo posible hasta encontrar el momento de acelerar las acciones ofensivas del equipo.

POCO CONTRAGOLPE Y MÁS INICIATIVA

Eso es lo que le hubiese gustado a Klopp, utilizar como arma fundamental el contragolpe, pero el resultado adverso obligará a los ingleses a tener que realizar muchos más ataques posicionales que no transiciones rápidas de defensa a ataque. El Barça debe evitar pérdidas de balón en determinadas zonas del campo que permitan a los ingleses salir rápidamente cogiendo a la defensa  sin estar bien posicionada. Un ejemplo claro de las transiciones rápidas de la defensa al área rival es el lanzamiento de córners en contra del Liverpool. Marcan zonalmente y se posicionan para salir con muchos efectivos y a una velocidad de vértigo, llegando con 3, 4 y hasta 5 jugadores al área rival.

DEBILITADOS EN ATAQUE

El Liverpool es un equipo con Salah y otro sin el egipcio. Pero si además causan baja Firmino y Keita, el potencial ofensivo del cuadro inglés pierde muchísima parte de sus capacidades. Sus recambios previsibles: Sturridge y Origi o Shaqiri, no tienen nada que ver con ellos. Sturridge por Firmino, es más delantero, pero ni de lejos tiene la capacidad para generar los espacios para que los aprovechen Salah y Mané, ni tampoco la calidad para bajar a recibir, combinar y asistir a los otros delanteros. Origi puede jugar en una banda o como segundo delantero, es potente en zancada y con espacios, pero poco hábil en espacios reducidos. Utiliza bien su cuerpo. Shaqiri, muy diferente a los otros dos, tuvo un gran momento como revulsivo en alguna parte del campeonato, pero últimamente tiene poco protagonismo. Parte de la banda buscando la diagonal para sorprender con su potente disparo con la zurda.

JUEGO INTERIOR Y LLEGADAS POR FUERA

Ambas cosas definen el juego ofensivo del Liverpool. Los movimientos de Mané y Salah o Shaquiri, de fuera hacia dentro, que es donde son peligrosos, y las llegadas y la profundidad de los laterales, Robertson y Arnold, que sorprendentemente fue suplente en el Camp Nou, con centros extraordinarios. Goza de un golpeo de balón potente y es especialista en el lanzamiento de faltas. Ambos laterales son extremos en ataque, con una capacidad física increíble y repetitivos en sus acciones, con cambios de orientación y seguros que en la otra banda aparecerá siempre el lateral contrario.