Cucu, abran los ojos

Cucurella en un partido con el Getafe, su actual equipo

Cucurella en un partido con el Getafe, su actual equipo / EFE

Bojan Krkic

Bojan Krkic

Jugar con la selección catalana me encanta. Son partidos internacionales y, aunque amistosos, el nivel es muy alto. El otro día pensaba en el último, en Montilivi ante Venezuela, en marzo de 2019. Ya les conocía, pero recuerdo que me impresionaron especialmente Cucurella y Joan Jordán. Uno juega en el Getafe y el otro, en el Sevilla, con 21 y 24 años, respectivamente. Son dos futbolistas excepcionales que tienen nivel para jugar donde quieran.

Aquel partido en Girona volvió a mi cabeza viendo el Mallorca-Barça, sobre todo en la segunda mitad, cuando Jordi Alba actuó de extremo. En ese preciso instante imaginé una banda izquierda con él y con Marc quien, con una gran capacidad adaptativa y mucho recorrido, podría ser un gran complemento para Alba. Incluso ser su sustituto cuando éste no esté disponible. No es algo descabellado proque Jordi podría volver, puntualmente, a la posición para la que le fichó el Valencia antes de que Emery lo reconvirtiera enlateral. Precisamente al hilo de esta idea, también pensé en Araújo y, luego, en Ansu Fati y Riqui Puig viéndoles ante el Leganés. La conclusión que saqué es clara: el Barça debe, hoy más que nunca, apostar por el talento propio, el de La Masia, el que nutre al Barça B. Pero también de aquellos futbolistas nacionales que son capaces de ofrecer, por el simple hecho de haber nacido aquí, mucho más que aquellos que llegan, pagando auténticas millonadas, de otros continentes.

¿Cuántos jugadores jóvenes de los que se han fichado en otros países más exóticos han llegado al primer equipo? Algunos ni siquiera han jugado con el Barça B. Es inconcebible que un talento como Cucurella no esté en el Camp Nou tras haber demostrado en el Eibar y en el Getafe que está hecho para cualquier reto. El fútbol atraviesa una crisis económica severa que afectará de forma grave a muchos clubs, pero el Barça tiene algo que no todos tienen y la solución está en la cantera, en creer sin matices en el producto propio. ¿Por qué hay que invertir cantidades ingentes de dinero en jugadores como Neymar o Lautaro cuando Ansu Fati demuestra a diario que sólo necesita continuidad y confianza?

Si la gestión con Marc hubiera sido algo más afortunada, ahora tendríamos otro gran gran lateral zurdo de la casa. Es el momento de prescindir de apuestas millonarias y creer en el trabajo preciso y eficiente de la cantera. Añadámosle a ello jugadores nacionales y huyamos de inversiones a ciegas. No es concebible que ni él ni Jordán, ambos con talento contrastado, lo hagan en clubs que, al contrario que el Barça, sí han sabido valorarles como merecen. Ha llegado la hora, por obligación y convicción, de apostar por lo nuestro.

A UNZUÉ LE QUEDA MUCHO POR VIVIR

Ayer no fue un buen día. Juan Carlos Unzué, con quien coincidí un año en el Barça, anunció que padece ELA, una enfermedad degenerativa muy dura para quien la padece y para quienes están a su lado. Y, sin embargo, expuso públicamente su voluntad de vivir con ello, exhibiendo una entereza y una resiliencia que impresiona, que obliga a reflexionar sobre todo lo que hacemos en nuestro día a día. Es una noticia triste, de eso no cabe duda alguna, pero estoy convencido de que le quedan muchísimas cosas que vivir, que disfrutar.

Conozco también a su hijo y estoy convencido de que, con el apoyo de toda su familia y de sus amigos, Unzué va a ser capaz de asimilar el golpe que supone padecer esa dolencia y de afrontarla con la máxima normalidad que le sea posible. Desde estas líneas sólo quiero mostrar mi apoyo y solidaridad con él, pero también con todas aquellas personas que padecen esta enfermedad y no tienen una proyección pública. No debemos perder nunca la esperanza, pero, sobre todo, no debemos perder nunca las ganas de disfrutar de cada momento.