Cuatro meses sin un avance

La decepcionante imagen que dejó el Barça en el derbi barcelonés ya no puede sorprender a nadie

Wu Lei empata el derbi a tres minutos del final (ES)

Wu Lei empata el derbi a tres minutos del final

Jordi Costa

Jordi Costa

La decepcionante imagen que dejó el Barça en el derbi barcelonés ya no puede sorprender a nadie. Supuso el colofón a una primera vuelta que el equipo blaugrana cierra como líder pero sin que se note ningún avance respecto a aquellos tropiezos de inicio de temporada que quisimos atribuir a lo inconveniente de la pretemporada.

El guión de Cornellà es una calca del partido jugado en Pamplona el 31 de agosto. Cuatro meses después, mismo inicio, nudo y desenlace: indolencia e inoperancia en el arranque, reacción de orgullo y remontada, y vuelta al exceso de confianza para conceder a un adversario inferior la oportunidad de robarle puntos. Da igual si tiene enfrente a Osasuna o al Espanyol. Por más calidad que tengas, hacer concesiones significa pagar puntos y parece que el Barça no quiere aprender la lección.

La proverbial fiabilidad del equipo de Valverde se ha convertido en una moneda al aire lejos del Camp Nou. Sólo ha sumado 15 de  los 30 puntos en juego como visitante en la primera vuelta, una especie de media inglesa moderna -ganar en casa y desperdiciar la mitad del botín a domicilio- que hacen muy difícil ver en este Barça un equipo campeón. Y aun así, nadie lo hace mejor que él, a pesar de que la regularidad del Real Madrid ha progresado respecto a Ligas anteriores. Quizás no ver seriamente amenazada su hegemonía sea el problema capital.

En este escenario desconcertante, es arriesgado pensar que el Barça es favorito para la Supercopa que empieza hoy y, a la vez, es peligroso dar por hecho que no la ganará. Si nos atenemos a la tónica según la cual el equipo sólo se exprime cuando se enfrenta a rivales de nivel, incluso cabría el optimismo. Sin embargo, el cliente en la semifinal de mañana es un Atlético que viene en progresión desde la derrota que el Barça le infligió hace cinco semanas en el Metropolitano. Desde aquel día, suma un empate y cuatro victorias, y sólo ha concedido un par de goles, con un Oblak estelar, lo cual indica que Simeone está logrando recuperar las constantes habituales de su equipo.

Las del Barça siguen siendo, casi en el ecuador de la temporada, imprevisibles. Claro está que puede con cualquiera de los participantes de la Supercopa en una buena noche de su tridente como que le pueden hacer daño -y más sin Ter Stegen- en un escenario adverso. Lo inquietante ya no es que el equipo no enganche sino que uno no sabe a qué atenerse cuando arranca un partido. Y así, de giro en giro de guión, hasta el trompazo final.