Cuanto más cerca está de la portería, mejor es Coutinho

Coutinho

El volante del Barcelona fue protagonista en Brasil con un regalo para un pequeño en Río de Janiero / sport

Ernest Folch

Ernest Folch

Un Mundial da toneladas de información futbolística. Mucha ya la conocemos: sabemos que a Messi hay que arroparlo y crearle un ecosistema a medida. Se ve que, en Argentina, una década después todavía no se han enterado. La noticia es que, después de la victoria de Nigeria contra Islandia, la dejadez futbolística de la albiceleste tiene todavía una última oportunidad para arreglarse, aunque su fútbol ‘horribilis’ de los dos primeros partidos ni siquiera se lo merezca. Sin embargo, el Mundial da para algo más que para confirmar los desastres de Argentina. Da también para descubrir que hay futbolistas que en su selección pueden dar pistas de como deben de jugar en su club. Es el caso de Coutinho, que ayer abrió la lata de Costa Rica con un gol de delantero puro. Fue una nueva muestra de su capacidad goleadora, que enseñó en el primer partido con un brutal zambombazo, sin duda uno de los goles del Mundial. Los dos tantos de Coutinho son, en primer lugar, una extraordinaria noticia para el Barça, chafado tras la debacle de Messi, que ahora recupera un poco de autoestima y orgullo con la proyección mundial que ha conseguido el brasileño con sus dos goles decisivos con la ‘canarinha’. Los goles de ‘Cou’, sin embargo, llevan un recado para Valverde: queda claro que el brasileño es, ante todo, un delantero y su posición natural es jugar delante con Suárez y Messi. Puede que se le fichara como recambio natural de Iniesta, pero lo cierto es que su rendimiento aumenta proporcionalmente a lo cerca que está de la portería contraria. Pero los goles, en el fútbol, nunca llegan solos, y son fruto siempre de algo más profundo. En el caso de Coutinho, tienen que ver con el peso cada vez más grande que tiene en Brasil: Neymar es sin duda el líder, pero cada vez parece más preso de su carácter ególatra y de una ansiedad galopante para demostrar en cada jugada que es el mejor jugador del mundo. El resultado es que Neymar aporta evidentemente fantasía, desborde y una técnica exuberante, pero tiene todavía dificultades para canalizar adecuadamente la ambición que lleva dentro. En cambio, el carácter calmado y reflexivo de Coutinho aporta además de gol, estabilidad y paciencia al juego de los brasileños, que demasiado a menudo se descose por culpa de una verticalidad mal entendida. Lo que está claro es que es el Mundial de las montañas rusas: los favoritos sufren y cada vez cuesta más saber quién es el favorito. Y todavía quedan muchos giros de guión inimaginables.