¿Cuándo sacará pecho Valverde?

Valverde, en el banquillo del Bernabéu

Valverde, en el banquillo del Bernabéu / sport

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Ernesto Valverde sigue batallando. Hace ya mucho tiempo (y más desde que llegó al Barça) que ha tratado de cerrar su círculo, de reducir aún más su micromundo (personal y profesional), de quedarse solo con las opiniones de los suyos y compartir debates, tertulias, sensaciones y metodología con aquellos que permitirán sacar el mejor rendimiento de la excelente plantilla que tiene.

Dice no leer nada. Dice enterarse de las cosas a través de otros, de los suyos. Es más, me temo (lo sé), que esos ‘otros’ reducen el número de comentarios que le hacen respecto a la locura de opiniones que genera el juego, la marcha, de su equipo. En ese sentido, incluso cuando acude a las conferencias de prensa, el ‘Txingurri’, que no puede tener mejores asesores de los que tiene, sabe, perfectamente, qué le van a preguntar.

Y, sí, la siempre punzante pregunta sobre ¿tiene algo que decir a las críticas por la falta de buen fútbol, pese a la goleada (0-3), que ha provocado la última victoria en el Bernabéu?, se la esperaba Valverde por más sorpresa que pudiese provocar en un entrenador que es líder (destacado) de LaLiga, finalista (por sexta vez consecutiva) de la Copa del Rey (dejando atrás a equipos como Sevilla y Real Madrid, la bomba de España) y candidato a ganar la Champions. Perdón, y habiendo logrado esa sonada goleada en la ‘Casa Blanca’, en su partido nº 100 como ‘mister’ azulgrana, con ¡¡¡¡68 victorias!!!!, 23 empates y solo 9 derrotas.

“No me molesta que se hable de si somos brillantes o no”, respondió, consciente de que la tertulia, la polémica, la opinión, la tesis y el ruido de las redes sociales se han convertido ya en una inmensa barra de bar. “Aquí se genera el mismo debate si tiras 25 veces, no marcas y juegas bien, que si tiras tres veces y goleas. ¿Tenemos que mejorar?, siempre”.

Valverde sabe que, no él, sino el entrenador del Barça, siempre es juzgado por algo más que el resultado, pero no deja de flipar, así, tal cual, ¡flipar!, por cómo le juzga una parte de la crítica, tremendamente despiadada, por el juego del equipo, sin duda, instalados en aquel Barça prodigioso, excelso, sublime, sí, irrepetible, de los Xavi e Iniesta. Le duele, pero pasa, pasa mucho. Y no lo disimula, no.

Es más, cualquier otro ¿verdad?, se hubiese presentado ayer, en la conferencia de prensa, sin camiseta ni chaqueta de chándal, a pecho descubierto, enseñando musculito en plan CR7. No todos los días se destroza, in situ, en un repleto Santiago Bernabéu (es más, fue la primera gran entrada de la temporada), buena parte de las aspiraciones del campeón de Europa, que encajó una goleada, fue casi toreado en los últimos diez minutos y terminó perdiendo el título que tenía más cerca, aunque ya se sabe que tratándose del Madrid siempre le quedará la Champions.

Pero Valverde acudió al encuentro de ayer con su ‘querida’ audiencia periodística con la modestia de siempre y, por supuesto, dispuesto a escuchar (y/o responder) parecidas preguntas. Y, sí, la del juego poco vistoso, también. La que no esperaba era, desde luego, la del periodista italiano que le dijo si había reflexionado sobre la posibilidad de que si volvían a golear al Real Madrid hoy, fuese el primer entrenador que provocaría, en una misma temporada, el despido de dos técnicos del conjunto blanco. Fuerte. Ya digo que, por más que prepare las conferencias de prensa, ésa pregunta era, ¡uf!, impensable.

E, insisto, ahí estaba Valverde (“un tipo muy divertido y a la vez una persona bien sensata, fantástica mezcla”, escribió, el pasado jueves, el prodigioso Enrique Vila Matas, en ‘El País’) intentando responder cuestiones tremendas. Y, como reflexionaba Vila Matas, camufladas entre esas preguntas, más de un equívoco: “Por ejemplo, la creencia de que el equipo ha de jugar sobrado y maravillosamente bien todo el tiempo cuando en realidad lo mejor que puede hacer -a eso se está dedicando discretamente Valverde con un acierto y paciencia admirables; es un entrenador exquisito- es medir los esfuerzos como tan sabiamente sabe hacer el propio Messi, su estrella”.

El ‘Txingurri’, poco o nada amigo de las estadísticas e, incluso, olvidadizo hasta de su propia historia, ni siquiera ha reparado (insisto, lee poco, o más bien nada, sobre lo que se cuenta de sus actuaciones) que hoy puede convertirse, él y Messi, y Suárez, y Piqué, y Ter Stegen, y Dembélé, y Alba, y…en el equipo que, de pronto, después de tanta y tanta palabrería, incline (de momento) la balanza de los Real Madrid-Barça y Barça-Real Madrid a favor de los culés, por vez primera en más de 100 años. El de hoy será el clásico nº 242: 95 para el Real Madrid, 95 para el Barça (que empató con el tremendo 0-3 copero, lo siento) y 51 empates. 

De lograrlo, Ernesto Valverde Tejedor acudirá, a la siguiente conferencia de prensa, dispuesto a oír de todo. Incluso si su segundo triunfo consecutivo en el Bernabéu fuerza el despido de Santiago Solari. Ya se sabe, Florentino Pérez se carga a los técnicos hasta por opinar sobre el mal estado de Casemiro y Kroos ¿verdad Álvaro Benito?