Esta es la cruda realidad del Barça

Griezmann tuvo un par de ocasiones, pero no vio puerta ante el PSG

Griezmann tuvo un par de ocasiones, pero no vio puerta ante el PSG / VALENTÍ ENRICH

Pichi Alonso

Pichi Alonso

El Barça afrontó el partido igual que ante la Juventus, con repliegue medio en defensa, sin apenas presionar y cediendo la iniciativa y el balón al rival. De algún modo, el Barça jugó a dejar de ser el Barça y ese papel lo asumió el PSG. Sin embargo, el gol de Messi dio la sensación de poder aportar más energía al ataque azulgrana, pero los de Koeman no supieron sacar partido de ello y el equipo francés, en lugar de venirse abajo, se creció: empató pronto y tuvo ocasiones incluso para adelantarse en el marcador. Con Verratti por delante y una excelente versión de Paredes en el inicio del juego, el PSG supo activar a Mbappé y a Kean, que llegaron a tener atemorizados a Sergiño Dest y a Jordi Alba, que apenas pudieron incorporarse al ataque por sus respectivas bandas.

DE MAL EN PEOR

Se agravó la situación en los primeros 15 minutos del segundo tiempo, donde el PSG empezó a imponer una superioridad total mientras el Barça se dedicaba a perseguir fantasmas. Todos los balones divididos y todas las disputas físicas cayeron del mismo lado, el del PSG. A Dest, Koeman le cambió demasiado tarde: el jugador estadounidense se vio superado en todo momento por Mbappé. Fue una ducha de agua fría para el Barça. Pero esta es la cruda realidad del Barça: hay una inmensa diferencia entre la plantilla de un equipo y la del otro. Quedó patente sobre el césped del Camp Nou. El Barça debió ser mucho más valiente en su planteamiento inicial al fin y al cabo, había poco que perder y mucho que ganar. Pero el Barça jugó con miedo, y el resultado fue que salió goleado y vapuleado en su propio estadio.