Crítica y autocrítica en la ausencia de Sergi Roberto

Sergi Roberto no defenderá los colores de España en Rusia

Sergi Roberto no defenderá los colores de España en Rusia / Valentí Enrich

Ernest Folch

Ernest Folch

No hay ninguna lista perfecta, sencillamente porque no puede haberla. Hay demasiados jugadores que están en una frontera ambigua y subjetiva, y muchos equilibrios que hay que cubrir. En una selección como La Roja, la prioridad para elegir los 23 candidatos finales es por supuesto deportiva, pero sería muy ingenuo pensar que es solo deportiva. Hay por supuesto factores de club, factores mediáticos y otros puramente personales. Y Lopetegui, como ya hizo el sabio Del Bosque en su momento, ejerce no solo de entrenador sino también de jefe de una compleja diplomacia. Su lista es esencialmente la prevista, y lo primero que hay que decir es que impresiona por su talento. Sin duda, poner juntos a De Gea, Piqué, Ramos, Alba, Busquets, Asensio, Silva, Iniesta, Thiago, Isco o Aspas convierte automáticamente a esta selección en una de las cuatro grandes favoritas para ganar en Rusia. Es un equipo que prima el talento por encima de todo, da el relevo generacional a la selección histórica de Sudáfrica y es consistente con las convocatorias previas de Lopetegui.

Sin embargo, como es inevitable, tiene algunos puntos discutibles. La presencia de Lucas Vázquez, un buen jugador pero que el Madrid usa solamente como un recurso, es más que cuestionable y Bartra podría perfectamente ocupar el puesto de Nacho. Y no faltan voces que lamentan la ausencia de Morata. Sin embargo, lo que es más difícil de entender es que no esté Sergi Roberto, que además de ser un extraordinario jugador, es quizás el más polivalente de todos. La presencia de Lucas Vázquez y Nacho y la ausencia de Sergi Roberto sugieren a la vez un trato amable con el Madrid y estricto con el Barça. Pero hay que decir la verdad, y la crítica hay que acompañarla de autocrítica: si Roberto no está también tiene que ver con que Valverde solo lo ha usado de lateral cuando en realidad es un gran centrocampista. Es difícil pedir que los otros crean en un jugador que tú mismo no te has terminado de creer.