Cristiano, el número 1 de la prepotencia

Jamás me han gustado las personas prepotentes. La soberbia me repugna. Prefiero a la gente humilde. En la vida y en el deporte. No soporto a aquellos que van presumiendo cada día de lo guapos que son, de lo listos que son, de lo buenos que son, de lo ricos que son... Posiblemente porque yo no soy nada de todo eso. Y porque en mi escala de valores jamás ha tenido cabida la altanería.

Puede que me haya equivocado muchas veces (seguro que sí), pero siempre he pedido perdón. Y estoy convencido de que nunca, nunca, nunca le he faltada el respeto a nadie. Al menos de forma deliberada. Por eso los lectores podrán entender que, aunque admire a Cristiano Ronaldo como atleta, jamás me gustará como persona. Porque el portugués es la personificación de todo lo que aborrezco: chulería, vanidad, narcisismo, mala educación...

Cristiano es un atleta brutal, pero no es un genio del fútbol

Cristiano es, probablemente, uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol. Pero, para mí, no está en el podio de los genios. Ni siquiera en el 'Top 5'. En el Olimpo de los Dioses solo han entrado Di Stefano, Pelé, Cruyff, Maradona y Messi. Y no precisamente por este orden... Cristiano es un goleador brutal, un profesional extraordinario, pero no un genio. Ni un mago. Aunque él se lo crea. Y sus aduladores también. Esos aduladores que le ríen todas sus gracias. Sus gestos feos en el campo. Sus declaraciones fuera de tono. Sus caprichos de niño mimado... 

El lunes por la noche, en una entrega de premios en su país, Ronaldo volvió a demostrar su prepotencia: "Yo siempre creo y digo que soy el mejor, digan lo que digan, y luego lo demuestro en el campo". Otra desafortunada frase que hay que añadir a la larga lista de chulerías del portugués. ¿Qué se puede esperar del autor de aquella mítica "me tienen envidia porque soy rico, guapo y un gran jugador" ? Pues eso: insolencia.