Cristiano debe aprender de Iniesta

La soberbia es uno de los siete pecados capitales. Y un pésimo compañero de viaje para cualquier deportista. Por mucho que sea un futbolista de élite. Y se llame Cristiano Ronaldo. El crack portugués ha vuelto a demostrar con sus últimas declaraciones que va sobrado de prepotencia y faltado de humildad. Todo lo contrario que Iniesta, que ayer volvió a dar una lección de ‘fair-play’ digna de un SEÑOR (sí, con mayúsculas) como él.

Andrés demostró, una vez más, que no hace falta ni hablar ni actuar con chulería para ser un fuera de serie. La arrogancia no es condición indispensable para triunfar. Al contrario. Por eso a Cristiano le pitan en todos los campos (incluso en el Bernabéu) mientras que a Iniesta le aplauden también en todos los estadios (menos en San Mamés, pero por otros motivos que no vienen al caso…).

La pedantería que muestra Cristiano Ronaldo solo es, en realidad, una coraza defensiva ante la envidia (otro pecado capital, por cierto) que siente hacia Leo Messi. El portugués se autoproclama como el mejor jugador de todos los tiempos porque, precisamente, sabe que no lo es. Ni de lejos. Y que ese título honorífico si le pertenece a alguien es al crack argentino. Por mucho que ambos compartan los mismos Balones de Oro: cinco. Una deficiencia del trofeo que no premia al mejor sino al que más títulos gana o más goles mete.

Como me explicaba el otro día un exfutbolista del Dream Team, Messi siempre será mejor que Cristiano porque además de ser un excelente ‘9’ también es un mágico ‘10’. Y, de hecho, puede ser brillante jugando donde quiera en el terreno de juego. Algo imposible para el jugador portugués. Simplemente porque no tiene ni las condiciones ni la habilidad para hacerlo.

Iniesta decidió no hurgar ayer en la herida de la impertinencia de Cristiano Ronaldo y se comportó como todo un caballero elogiando al portugués como se merece. Porque Cristiano se merece todos los elogios posibles. Y recibiría más (y más sinceros) si entendiera que con soberbia no se gana el cariño. Pero me parece que ya es demasiado tarde para que lo entienda. Y para que aprenda de Iniesta. Y de Messi…