Crisis y oportunidades
Cuando el pasado 14 de marzo todo se detuvo el Barcelona era líder de la Liga pero vivía una situación complicada. En el ámbito institucional Josep Maria Bartomeu estaba acorralado por su torpeza en el vergonzoso asunto de las redes sociales. El presidente del Barça, ante la ausencia de fútbol, evitó la respuesta popular y también el debate en la prensa, obligada a virar sus contenidos hacia las terribles consecuencias del coronavirus. Es curioso que este silencio mediático solo se rompiera tras la lucha de egos provocada por la propia junta y que acabó con la dimisión del exdelfín Emili Rousaud y otros cinco directivos. Por cierto, la auditoría de Price Waterhouse Coopers sigue sin ver la luz aunque se haya cobrado otra víctima en los últimos días, la ‘Compliance Officer’, Noelia Romero.
Parece que las primeras cabezas de turco ya ruedan por las alfombras de Bartomeu... Deportivamente, el juego del primer equipo estaba creando debate. Tanto que en la reciente pausa las dispares opiniones del entrenador, Quique Setién, y del capitán, Leo Messi, desnudaron la realidad del vestuario azulgrana: mientras el técnico hablaba de sueños, los futbolistas lo hacían de realidades: el nivel del Barcelona estaba alejado de la élite, por esencia y por ánimo. El escenario, hoy, es (casi) idéntico por lo que se refiere a la situación de Bartomeu y completamente diferente, para el primer equipo.
El descanso ha descargado las piernas y la mente de futbolistas como Ter Stegen, Piqué, Alba, Sergio, De Jong o Messi y ha recuperado a Suárez, descartado para aquel fin de curso y pieza clave, en el actual. No nos olvidamos de que todos los jugadores de todos los equipos también han descansado pero habrá que reconocer que los citados futbolistas, frescos, marcan la diferencia. El Barça debe convertir la crisis en una maravillosa oportunidad para renovar la Liga y buscar la Champions. Messi lo sabe. En Mallorca, individualmente, como siempre. Sin completar un partido histórico marcó un gol y dio dos asistencias. Además, como ve el fútbol como nadie, ya ha sido capaz de entender las ventajas que le va a comportar la nueva normativa de los cinco cambios.
La principal afecta a sus compañeros de ataque que, por lo que parece, han entendido su rol: repartirse los minutos de los partidos y correr sin descanso para generar espacios al ‘10’. Con la pelota, Braithwaite, 90 minutos y apenas 26 intervenciones; Griezmann, 57’ y 20; y Suárez 33’ y 14. No tocaron el balón pero eso sí, acabaron agotados, también tras correr sin él para recuperarlo rápido y dárselo a Leo... Ahora más que nunca, ante la oportunidad del doblete, más de Messi que nunca.
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