¿Y si Courtois gana el Balón de Oro?

Thibaut Courtois, en una imagen durante el partido del pasado lunes ante Japón

Thibaut Courtois, en una imagen durante el partido del pasado lunes ante Japón / AFP

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Esto se va acabando, me refiero a lo que debía ser, y lo es, el mayor espectáculo del mundo, pero sin las selecciones y las estrellas anunciadas. O no todas. Bueno, no, ninguna. Desaparecidas, y pronto, y deprisa, y haciendo el ridículo, selecciones como Alemania, Brasil, España o Argentina, es evidente que nos queda el lujo de Francia y la sorpresa de Bélgica, Croacia e Inglaterra. La Copa del Mundo, que debía decidir, entre otras cosas, quien se llevaría el Balón de Oro de este año, ha salpicado el prestigio de todos sus candidatos o, como poco, de los candidatos que todo el mundo tenía en la punta de la lengua.

Es evidente que dado el desastre y, no solo eso, sino el lamentable juego de las tres grandes estrellas mundiales, llámense Leo Messi, Cristiano Ronaldo y/o Neymar Júnior, todo parece indicar que la Champions ganada por el Real Madrid (casi sin CR7, que aprovechó el título para vomitar sobre el club blanco y anunciar que se iba) le proporcionará, digo yo, no sé, a la estrella portuguesa un nuevo Balón de Oro. Siempre y cuando alguien no empiece a pensar que ha llegado la hora de que gane ese trofeo algún portero, como ese prodigioso belga del Chelsea, Courtois, que hizo llorar a ‘Ney’. O decida que ese orfebre del centro del campo llamado Modric merece una recompensa así, máxime si llega a la final y la gana; o, quien sabe, si Griezmann o Mbappé, que están bien, que juegan bien, pero que tampoco están haciendo, de momento, una Copa del Mundo redonda, puedan dar la campana en esa gala, a la que el ‘Messi’ de Pep Guardiola, sí, sí, De Bruyne, un mago con el balón y cuchillo en mantequilla, redondee la fiesta belga, pues no creo, no, que Kane, que empezó goleando y se apagó, llegue tan lejos.

Lo cierto es que, de momento, el Mundial ruso más que lanzar al escaparate mundial y a la subasta por el Balón de Oro a futuras o nuevas estrellas, lo que sí ha hecho ha sido hundir mucho, mucho, mucho, a los tres grandes futbolistas que todo el mundo tiene en mente y que, hasta que llegaron (y salieron rápidamente de la Copa del Mundo), nadie dudaba que eran otra cosa, estilos distintos, cierto, pero difícilmente mejorables. Pues bien, no solo era mejorable el fútbol que atesoraba en sus piernas Messi, sino que el nuevo desastre de la albiceleste lo deja en muy mal lugar, pues ni siquiera él, como dios futbolístico, pudo defenderse individualmente de los ataques que le señalaban como ‘pecho frío’. Tan triste como la despedida del argentino fue la de CR7 y la del llorón y teatrero ‘Ney’.

Los tres ídolos, las tres figuras, los tres estilos fueron literalmente barridos del mapa futbolístico mundial y sus protagonistas pueden, sí, claro, explicar que la albiceleste no es el Barça, la selección portuguesa no se parece al Real Madrid y este Brasil no tiene nada que ver con el PSG. Pero, aún y con todo, nadie recuerda, ahora, en este momento, nada digno de mención protagonizado por Messi, Cristiano o Neymar. El fútbol es un juego de equipo y no deja de ser curioso que ninguno de los ídolos del mundo mundial hablase, tras dejar la Copa del Mundo, de los méritos o desméritos de sus selecciones. ¿Por qué? Porque ellos saben que estuvieron ausentes, que no lucieron a la altura de sus historiales, vitrinas, fama e ingresos. Messi, CR7 y Neymar saben que los primeros que fracasaron (y a lo bestia) fueron ellos, así que mejor no hablar de los que les acompañaron tanto fuera como dentro del campo.