Una cosa a imitar de Florentino

No caben todos. Da igual si catalanes o extranjeros, si son futbolistas formados en La Masía o fichajes que han dado buenos resultados, pero en el fútbol actual es tan importante saber fichar como saber vender. Y saber vender quiere decir traspasar a jugadores importantes. O sea, vender a algún crack. Desprenderse de Coutinho o Umtiti es una obligación y nadie criticará una operación de este estilo, el problema es vender a un futbolista estimado por la afición. Porque lo que ocurre aquí, a diferencia de Madrid, es que se debate absolutamente todo. Aquí los culés se quedarían con Riqui Puig para siempre, dejarían que los más veteranos se jubilarán en activo o saldrían a la calle para evitar que uno gran club intente fichar a un joven canterano.

Y no, el fútbol de élite ya no va a sí. Florentino Pérez hace años entendió que para poder comprar bien hay que vender mejor. Se lo pueden preguntar a Cristiano, por el cual el club blanco ingresó 100 millones de euros y no pasó nada. O a Morata que su salida aportó 80 millones a las arcas del club. Así hasta los 462 millones de euros ingresados desde el 2017. O sea, más del doble que el Barça. Es cierto que hay que proteger a determinados futbolistas, pero ante una oferta millonaria me atrevería a decir que no hay más de dos o tres futbolistas de la actual plantilla que sean imprescindibles. ¿Pedri, Araujo y Gavi? ¿Quizá Ter Sten? No creo que ninguno más de la actual plantilla sea irremplazable para Xavi.

Visto en perspectiva, con el paso del tiempo y siendo oportunista, hoy es fácil afirmar que la salida de Messi le está dando la razón a Laporta. No se hizo bien, pero desde el punto de vista económico y deportivo está claro que ha sido lo mejor para el Barça. Es más, todavía hubiera sido mejor actuar como Florentino hizo con Cristiano. Es decir, venderlo un tiempo antes, en lugar de que saliera gratis. Seguramente será imposible repetir aquellos años triunfales y la retahíla de títulos logrados gracias al astro argentino, pero ha llegado el momento de afrontar que eso de ‘One club man’ queda reservado para futbolistas únicos e irrepetibles como Puyol. Por tanto, es el momento de actuar sin caretas y sin miedos. Eso sí, con elegancia, pero al más puro estilo Florentino. O sea, vendiendo a algún crack para poder traer a un supercrack.