El coronavirus pincha la burbuja del fútbol

El Levante podría pedir jugar en Mestalla para acabar LaLiga como local

El Levante podría pedir jugar en Mestalla para acabar LaLiga como local / UEFA - EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

La bola de nieve del coronavirus baja por una pendiente muy peligrosa y aumenta de tamaño a cada minuto que pasa. Afecta al mundo del deporte en la misma medida que afecta a la sociedad entera, en la que todos asistimos perplejos a una sacudida que sabemos cómo ha empezado pero nadie sabe cómo acabará. 

Lo que es seguro es que esta vez ni el fútbol ni mucho menos el resto de deportes quedarán a salvo de este inmenso ‘armageddon’. Este jueves LaLiga anunció oficialmente que se suspendía el campeonato durante dos semanas, en el enésimo ejercicio de poco realismo con el que ha encarado esta crisis: todos sabemos que el fútbol va a parar mucho más tiempo, si es que puede reprenderse. Sin duda lo más realista es pensar que LaLiga 2019-2020 ya ha concluido, por mucho que la patronal, por razones económicas, se resista a admitirlo en público.

En este sentido, la UEFA hizo este jueves un ridículo mayor permitiendo una jornada grotesca de Europa League que no servirá para nada, aplazando además el anuncio oficial de cancelación oficial de la Champions hasta el próximo martes, y sin decir nada de la Eurocopa, que todos sabemos ya que no podrá disputarse este verano. La F1 agonizaba esta madrugada y se resistía absurdamente a una anulación.

Además, están en estudio de suspensión los Juegos Olímpicos, Roland Garros, y cualquier gran acontecimiento previsto para, al menos, los dos próximos meses. Y es que, a diferencia de la última crisis del 2008, en la que el fútbol siguió aislado en su burbuja y casi no notó los estragos de la austeridad, esta vez la novedad es que los clubes, las Ligas, las televisiones e incluso los jugadores van a quedar seriamente afectados por las consecuencias en cadena de un parón económico que amenaza en bloque y sin distinciones a todos los sectores.

Tradicionalmente, el fútbol ha podido aislarse de las grandes crisis económicas. Esta vez va a ser imposible. La caída de ingresos y de inversiones publicitarias es monumental y a escala global. Grandes operadores, grandes clubes y hasta grandes jugadores deben empezar a asumir que tocará apretarse el cinturón.