El coraje de Araujo evitó otro desastre

Araujo, celebrando el gol

Araujo, celebrando el gol / EFE

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Solo el acierto de Araujo y el corazón del equipo evitó otra debacle en el Camp Nou. Una vez más, el fútbol estuvo ausente en un equipo que demostró estar muy lejos del nivel mínimo exigido para competir por las grandes competiciones.

Para empezar, en menos de dos minutos, los de Koeman se vieron en el peor de los escenarios posibles: error defensivo y gol del Granada. Todo un mazazo que dejó al equipo muy tocado sobre el terreno de juego. Desconcierto generalizado, imprecisiones a la orden del día y nula capacidad ofensiva para intentar salvar la derrota antes de llegar al descanso. De hecho, el Barça solo dio síntomas de peligro en los últimos cinco minutos de este primer tiempo, presionando al rival y con Araujo demostrando su poderío en el juego aéreo.

A título individual destacar el sorprendente apagón de Frenkie de Jong, la preocupante timidez de Demir -pareció asustado y rehuyendo el uno contra uno- y la falta de desequilibrio de un Coutinho que exhibió la vieja versión insustancial antes de llegar a la lesión.

A la desesperada

A falta de fútbol, llegó el ímpetu, el orgullo y el corazón del equipo. Recursos simples pero que al menos permitieron embotellar a un Granada muy conservador. Koeman se sumó a una táctica caótica basada en acumular centímetros en el interior del área rival esperando que alguno de los centros obtuviera recompensa final. No podía ser de otra manera, Araujo logró salvar los muebles en una acción que estuvo buscando durante todo el encuentro. Empate justo pero que bajo ningún concepto puede maquillar el pobre juego de un equipo que ni controla atrás ni genera peligro en ataque.