La Copa que será recordada como el milagro de Pesic

Svetislav Pesic, entrenador del Barça Lassa de basket

Svetislav Pesic, entrenador del Barça Lassa de basket / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Un sabio del basket ha obrado el milagro: un equipo hundido en la miseria hace solo diez días ha sido conducido hasta la gloria por Svetislav Pesic, en una de las metamorfosis más increíbles que se recuerdan. El Barça se impuso al Real Madrid con toda justicia en la final de Copa aunque con un sufrimiento terrible en los últimos minutos, en los que pareció por un momento que volvían los fantasmas que han perseguido al equipo esta temporada. Hace muy pocas semanas este mismo colectivo se hubiera derrumbado en la misma situación, pero Pesic ha llegado a tiempo para resucitar a un muerto y devolver a los jugadores la confianza perdida.

Después de varios tumbos, la sección de baloncesto ha dado por fin con la tecla adecuada, y se ha demostrado la vital trascendencia del entrenador: a los mismos fichajes que parecían inservibles, Pesic les ha sacado su mejor rendimiento en un tiempo récord. La capacidad resolutiva de Pau Ribas, la personalidad ganadora de Hanga y Oriola, el poder de Sanders, la eficiencia de Claver, todo son virtudes que han aparecido a tiempo gracias a la intervención quirúrgica de Pesic, que entró a un enfermo terminal en el quirófano, y algo mágico tocó con su bisturí que lo devolvió a la vida en un plis plas: el resultado es que el Barça ha terminado con la hegemonía en la Copa del Real Madrid, que reaccionó demasiado tarde del estado de shock en el que le dejó el conjunto blaugrana. Como suele pasar hubo una jugada clave, un tapón inverosimil de Hanga a Rudy, que fue el punto de inflexión a partir del cual el conjunto de Pesic empezó a creerse la victoria. La transformación del Barça de basket sirve como lección porque vuelve a enseñarnos que lo que separa el éxito absoluto del fracaso estrepitoso en el deporte es una delgadísima línea en la que solo se saben mover los eruditos como Pesic. Pocas veces una victoria ha sido un mérito tan indiscutible de un entrenador: ante esta evidencia cuesta creer que Pesic vaya a ser solamente un entrenador puente.